FREUD: «UNA NEUROSIS DEMONÍACA EN EL SIGLO XVII»

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En este artículo Freud nos expone detalladamente la historia del pintor Cristóbal Haitzmann. Este hombre sufre una neurosis, siendo normal en este período que dicha enfermedad se revista de tintes demonológicos e hipocondríacos. Según el psicoanálisis, los demonios son ramificaciones de impulsos reprimidos. Freud divide en cinco apartados este fascinante artículo, estructurándolo desde la narración de la historia hasta las conclusiones a las que llega el psicoanálisis.

  1.  La historia del pintor Cristóbal Haitzmann. El historial patodemonológico al que nos referimos se encuentra en un manuscrito hallado por el doctor R. Payer-Thurn en la antigua Biblioteca Imperial y Real de Viena, procedente del santuario de Mariazell. En ese manuscrito se narra la historia del pintor bávaro Cristóbal Haitzmann. Este hombre sufre convulsiones en la iglesia de Pottenbrunn y una serie de ataques posteriores, por lo que el prefecto de la ciudad le pregunta si ha tenido tratos ilícitos con el demonio. El pintor responde afirmativamente ya que, años antes se había comprometido por escrito a pertenecer al demonio “en cuerpo y alma”. Haitzmann se arrepiente de su locura y está convencido de que sólo la gracia de la Santísima Virgen de Mariazell podría salvarle. Tras unos meses en Viena, volvió a sufrir alucinaciones pero, en esta ocasión, se le aparecían figuras sagradas que lo atormentaban. Por este motivo, tuvo que volver al monasterio. Alegó como causa de su vuelta que aún debía reclamar al diablo otro pacto anterior escrito con tinta. Oró de nuevo, se sintió totalmente liberado y, finalmente, ingresó  en la Orden de la Merced.
  2. El motivo del pacto con el demonio. El motivo del pacto con el demonio se presenta como interés primordial si se observa este caso como un historial patológico neurótico. De nuevo aparecen  referencias literarias al relacionarse el tema de la venta del alma al diablo con el doctor Fausto. El documento en que se relata esta historia, llamado Trophaeum Mariano-Cellense, nos informa de que Haitzmann había caído en una honda melancolía tras la muerte de su padre, por lo que vende su alma al diablo.
  3.  El demonio como sustituto del padre. Así pues, la pregunta que se nos plantea tras conocer la motivación oculta de Haitzmann es: ¿por qué un hombre que se sume en una honda melancolía por la muerte de su padre utiliza al demonio como su sustituto? En primer lugar, debemos tener en cuenta que Dios es un padre ensalzado desde la perspectiva de la infancia individual de toda la Humanidad; más tarde, la huella de esa imagen perdura creando la representación individual de Dios. En cuanto al demonio, sabemos que es la antítesis de Dios. Por tanto, Dios y el diablo eran, en un principio, una sola figura disociada más tarde en dos cualidades opuestas. De aquí se deriva el hecho de que el padre sería el prototipo individual, tanto de Dios como del diablo. Una de las ideas que nos propone el autor es que quizá el padre se opuso a que su hijo pintara, por lo que la imposibilidad de pintar sería una manifestación de la obediencia a posteriori; así se ha incrementado la nostalgia del padre como protector. Lamentablemente, no es posible realizar un análisis de Haitzmann.
  4. Los dos pactos.Un detalle singular de los dos pactos (el primero escrito con tinta y el segundo escrito con sangre) es que los dos llevan la misma fecha: 1669. La hipótesis freudiana manifiesta que, en un primer momento, “existía” un solo pacto. Pero el pintor, apurado tras necesitar ayuda de nuevo tras su vuelta de Viena, inventó un pacto anterior, escrito con tinta, cometiendo un error en la fecha. El pacto escrito con sangre seguramente lo llevó a la capilla para ser exorcizado, sacándolo tras su supuesto encuentro con el diablo.
  5. La neurosis posterior. Llegados a este punto, el autor plantea la posibilidad de que esta historia pudiera ser una superchería y no una neurosis. Sin embargo, Freud considera veraz el diario que el pintor redactó en Viena y que proporciona una mayor visión de los motivos y de la valoración de su neurosis. Así, se nos detallan las tentaciones que sufrió Haitzmann. Éste sustituye primero esas ensoñaciones por fantasías ascéticas y, luego, por fantasías punitivas. Su forma de actuar es extremadamente infantil. Haitzmann realiza un recorrido que le lleva desde el padre sustentador, a través del demonio como sustituto paterno, hasta la Orden de la Merced. Los problemas económicos por los que atravesaba no habrían provocado en él una neurosis si de su miseria no hubiera nacido una gran nostalgia del padre. Dicho de otra manera, Haitzmann utiliza la neurosis hasta que comprende su parte material, negativa para sus intereses.

JORGE SEMPRÚN O LA IMAGEN RECREADA DE UNO MISMO

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Jorge Semprún (1923-2011) fue liberado a los 22 años del campo de exterminio de Buchenwald en abril de 1945. Esto ya es de por sí una hazaña y el excelente neuropsiquiatra y también superviviente del horror nazi, Victor Frankl, padre la Logoterapia y que tan bien nos ha explicado la resiliencia, se sentiría orgulloso de él. Escritor, intelectual, guionista y Ministro de Cultura no escribió el libro de un superviviente habitual. No existe “la posibilidad de contar” porque la experiencia no es que haya sido “indecible” [sino porque][…] ha sido invivible, algo del todo diferente […][1]. Semprún subraya la imposibilidad de poder comprender, por muy buenas intenciones que se tengan, esas horribles vivencias. A partir de ahí, cree que sólo es posible “[…] transmitir parcialmente la verdad mediante la recreación, es decir, al convertir su testimonio en un “objeto artístico” (p. 25). Pero yo no estoy de acuerdo pues no creo que sea la única manera. Después de haber leído lo suficiente sobre el trauma y haber estudiado distintas novelas me fue imposible hallar en su obra La escritura o la vida algo diferente a querer traspasar la vida. No quiero que se me malinterprete. Semprún, como cualquier autor, era muy libre de hacer con sus vivencias y su pluma lo que quisiera, pero el resultado me decepcionó. Al recrear el hecho, algo que siempre sucede, la memoria lo altera pero si lo mezclamos con el hecho literario sin que el resultado sea una novela de ficción ni tampoco una autobiografía novelada (sobre lo que podíamos disertar largo y tendido) me parece un pastiche excelente, pero pastiche. Creo que se equivocó con el género pero, ¿quién soy yo para juzgarlo? Leed y decidid vosotros mismos. Os dejo con el párrafo que más me impresionó del libro.

Gira la cabeza hacia los árboles, alrededor. Los otros también. Aguzan el oído. No, no es el silencio. Nada les había llamado la atención, no habían oído el silencio. Quien les llena de espanto soy yo, eso es todo, manifiestamente.

-Se acabaron los pájaros –digo, siguiendo mi idea-.El humo del crematorio los ha ahuyentado, eso dicen. Nunca hay pájaros en este bosque…

Escuchan, atentos, tratando de comprender.

-¡El olor de carne quemada, eso es!

Se sobresaltan, se miran unos a otros. Con un malestar casi palpable. Una especie de hipido, de náusea.[2]      


[1] Jorge Semprún. La escritura o la vida. Barcelona, Tusquets editores, 1995, p. 2.

[2] Jorge Semprún. La escritura o la vida. op. cit. P. 17.

ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (PTSD) Y LITERATURA DE TRAUMA 2

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Las personas que padecen de estrés postraumático (PTSD por sus siglas en inglés) han sobrevivido a desastres naturales, son supervivientes del Holocausto, de Hiroshima y Nagasaki, de violaciones, de incesto, de campos de prisioneros o de campos de refugiados, de abusos psicológicos, físicos y/o sexuales, de accidentes o desastres naturales. Los miembros de un grupo destinatario o de riesgo (targeted group) son más propensos a sufrir un trauma debido a su situación de inferioridad con respecto al grupo dominante por imposiciones y prejuicios tales como la raza, la clase, el género o la afiliación religiosa.[i]

Ahora ya sabemos en qué consiste el trauma. Sabemos cómo lo denominamos pero la definición es más compleja: es eso que no queremos nombrar y quienes lo han padecido no saben cómo explicarlo. Como decíamos, estos son hechos extraordinarios no porque ocurran raras veces, sino porque arrollan los sistemas que proporcionan a las personas un sentido de control, de conexión y de significado.[ii] Cada situación traumática inspira en la víctima terror e impotencia y si el perpetrador no consigue escapar de la denuncia, ataca la credibilidad de la víctima o intenta que nadie escuche.[iii] Es por ello urgente dar testimonio sobre la verdad de su experiencia. La literatura de trauma une obras cuyo autor ha sufrido una circunstancia traumática. Estudié este tipo de literatura en las novelas chicanas sobre Vietnam en las que los autores/soldados intentaban recomponer los fragmentos de sus vivencias en Vietnam en una novela para reconstruir el yo[iv], que les uniera a otras personas en sus mismas circunstancias. También para que se escuchara su discurso. Precisamente, restaurar la conexión entre los supervivientes y su comunidad es el tercer paso para su recuperación. El primero es establecer seguridad y el segundo reconstruir la historia del trauma.[v] Si seguimos este esquema, nos damos cuenta de que los soldados, tras conocer la verdad de la guerra y posicionarse en contra, se enfrentan a un conflicto traumático. La vinculación afectiva entre los soldados, la fraternidad o brotherhood es el método principal para crear una comunidad en un mundo hostil y establecer seguridad.[vi] El segundo avance es contar lo sucedido. En este caso se trata de escribir una novela que llegue a un gran número de personas y, en tercer lugar, devolver los vínculos entre el superviviente y su comunidad. Todos los autores forman parte de la comunidad chicana y con sus novelas denuncian lo sucedido. El objeto de nuestro estudio era proporcionar las claves que unían todo el corpus desde dicha óptica[vii].

Intenté un nuevo estudio sobre novela de trauma con Jorge Semprún, escritor, intelectual, político y guionista cinematográfico español y ex ministro de Cultura (1988-1991) cuya obra fue escrita, en su mayor parte, en francés. Fue superviviente del campo de exterminio de Buchenwald, pero no encontré los vínculos necesarios, al menos en su autobiografía La escritura o la vida. En cualquier caso, para acercarse a este tipo de literatura necesitamos de disciplinas como la psicología, la psiquiatría, la sociología, la antropología y de mucha empatía y fuerza para ser capaces de comprender, asimilar y ayudar a dar voz a las víctimas.

©Berta Delgado Melgosa

bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤


 

[i] Cf. Kalí Tal. Worlds of Hurt. Reading the Literatures of Trauma. Cambridge: Cambridge University Press, 1996: 9.

[ii] Cf. Judith L. Herman. Trauma and Recovery. New York: Basic Books, 1997:33.

[iii] Cf. Judith L. Herman. Trauma and Recovery. cit. 9.

[iv] Cf. Kalí Tal. Worlds of Hurt. cit: 138.

[v] Cf. Judith L. Herman. Trauma and Recovery. cit: 3.

[vi] Cf. Kalí Tal, Worlds of Hurt. cit: 141.

[vii] Cf. Berta Delgado Melgosa, Neither Eagle Nor Serpent: el tema de la guerra de Vietnam en la novela chicana, Instituto de Estudios Norteamericanos Benjamin Franklin, Alcalá de Henares, Madrid, 2012.

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