Tras «Out Among the Stars» de Johnny Cash y «Nobody Knows His Name» de John Hiatt vamos a hablar de otro de los grandes: Bruce Springsteen, que no es para mí un artista cualquiera. Me ha influido más que ninguna otra persona, quizá porque lo escuché desde mi adolescencia.
En primer lugar, por estudiar inglés para entender sus canciones y por el que terminé teniendo acento americano sin haber pisado Estados Unidos. Más tarde, sus letras y el revival patriotero que Reagan hizo de «Born in the USA» me llevaron a replantearme qué sucedió en Vietnam y estructuré mi tesis doctoral alrededor de ese conflicto, aunque estudié la novela chicana para ello.
Y, por último, y no menos importante, sus letras hablaban de lo que ahora sé que se llama working class, la clase trabajadora, los curritos que diríamos en España. Los perdedores en sentido calvinista, los millones de pobres que mal viven en la tierra de las oportunidades edificada sobre una masacre. Despertó mi sentido crítico y asentó lo que luego he buscado en tantos escritores que hablan de las personas invisibles.
Podría seguir horas hablando del Boss, pero hoy os quiero dejar una muestra, probablemente de su último gran LP. Lo que hace últimamente no me gusta mucho porque ya no ha vuelto a sacar un acústico como Nebraska, álbum al que pertenece «La casa de mi padre /My Father’s House». Es una canción lejos de la verborrea de sus primeros trabajos (mis favoritos) y de las melifluas canciones actuales. Para todos los que creais que su sonido es un exceso, volved los ojos a sus letras. Ésta no es ni su mejor canción ni mi favorita, pero cuenta la historia de un chico que va a buscar a su padre, a sí mismo, va en busca de perdón, de la expiación, con un gran lirismo. Dice sin decir lo que nos faltó contar a esa persona que queríamos a pesar de todo. Las relaciones familiares, el dolor de las ausencias, las separaciones, la ira y el dolor expresado en una casa como metáfora, el símbolo de nuestra propia decadencia.
Last night i dreamed that i was a child
Out where the pines grow wild and tall
I was trying to make it home through the forest
Before the darkness falls
I heard the wind rustling through the trees
And ghostly voices rose from the fields
I ran with my heart pounding down that broken path
With the devil snappin’ at my heels
I broke through the trees, and there in the night
My father’s house stood shining hard and bright
The branches and brambles tore my clothes and scratched my arms
But i ran till i fell, shaking in his arms
I awoke and i imagined the hard things that pulled us apart
Will never again, sir, tear us from each other’s hearts
I got dressed, and to that house i did ride
From out on the road, i could see its windows shining in light
I walked up the steps and stood on the porch
A woman i didn’t recognize came and spoke to me through a chained door
I told her my story, and who i’d come for
She said «i’m sorry, son, but no one by that name lives here anymore»
My father’s house shines hard and bright
It stands like a beacon calling me in the night
Calling and calling, so cold and alone
Shining `cross this dark highway where our sins lie unatoned
La traducción es de Alberto Manzano, Robert Manheimer y Robert Long.
Anoche soñé que yo era un niño
allí donde los pinos crecen libres y altos
antes de que cayera la oscuridad
Oía el viento susurrando entre los árboles y voces espectrales surgiendo de los campos
Corriendo por ese accidentado camino con el corazón golpeándome
y el diablo mordiéndome los talones
Me abrí paso entre los árboles y allí en la noche
estaba la casa de mi padre estaba brillando con fuerza, las ramas y las zarzas desgarraban mi ropa y arañaban mis brazos
Pero corrí hasta que caí temblando en sus brazos
Me desperté pensando que las duras cosas que nos separaban
no volverían a desgarrar nunca más nuestros corazones
Me vestí y cogí el coche hacia esa casa desde la carretera vi las luces brillando en las ventanas
Subí la escalera y esperé en el portal una mujer a la que no reconocí salió y me habló a través de la puerta encadenada
le conté mi historia y por quién estaba allí
me dijo: «lo siento, hijo, pero nadie con ese nombre vive ya aquí»
La casa de mi padre brilla con fuerza permanece como un faro llamándome en la noche llamándome y llamándome, tan fría y solitaria brillando al otro lado de esta oscura autopista donde nuestros pecados yacen sin expirar.