KYOICHI KATAYAMA: EL AÑO DE SAEKO

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Cuando tenía 20 años vivía todavía en Burgos, estudiaba tercero de Filología Inglesa y mi asignatura favorita, que luego me llevaría a especializarme en literatura, crítica literaria, fue muy dura para casi todo el mundo. Sacamos buena nota sólo la empollona de la clase y yo, que nunca he sido tal cosa y confieso que lo viví con indignación. Teníamos que hacer un comentario de texto de un poema que no recuerdo, aplicando las teorías que habíamos visto durante el curso. Como os digo, no recuerdo de qué iba el poema, la cuestión es que cuando salimos del examen, la otra chica salió eufórica pero un poco nerviosa y me dijo: «¡vaya texto…era sobre el miembro ¿verdad?». A mí sólo se me ocurrió preguntar: «¿Qué miembro?». Y entonces caí. Se refería al miembro viril (esto dicho con su propio eufemismo que detesto como otros tantos), y al ver mis ojos como dos platos, salió disparada al despacho del profesor. Nunca sabré si su interpretación era acertada y la mía lo era menos, aunque la nota así lo reflejó, pero qué pena no haber tenido entonces, a los veinte, la mente de mis cuarenta.

Todo este preámbulo viene a que El año de Saeko de Kyoichi Katayama es una novela que está muy bien.  Se basa en la vida de Shun’ichi y Saeko, una pareja que se conoció cuando eran vecinos y él se enamoró del llanto nocturno de Saeko, que fue lo que me animó a comprar el libro. Luego Saeko acepta ser vientre de alquiler de su hermana y las cosas cambian. Está muy bien que la trama se retuerza, el tema es actual, los personajes tienen ese punto de indefinición, el lenguaje está bien escogido y toda la ristra de recomendaciones de taller para escribir un best seller están presentes. No tengo nada malo que decir de esta novela, salvo que por algo me la encuentro en todos los tenderetes de libros de ocasión. Es como si el escritor supiera lo que tiene que hacer para tener éxito y lo hace de un modo mecánico, sin sangre, que diríamos en España. No estoy diciendo que sea aburrida es sólo insustancial. Luego me he enterado de que el autor consiguió un gran reconocimiento tras su exitosa Un grito de amor desde el centro del mundo, de la que incluso se ha hecho una película de anime.

En resumen, ya sé que me repito, pero hay gente que quiere escribir y otros que son escritores y luego hay escritores que por bien que escriban no dicen gran cosa. También es cierto que cada lector debe hacer suya la obra, porque si sólo nos quedamos con una lectura amena y lo mejor que podemos decir es «se lee fácil», nos encontramos con una novela anodina, de estas de veranito, que tampoco está mal, pero no es lo suyo. Cuánto mejor, si al  lector se le va la pinza y empieza a hilar unas cosas con otras y ese u otro personaje le recuerda a su cuñada y además ve miembros o símbolos fálicos o yo que sé qué más. Nunca hay una única interpretación de las lecturas, pero de donde no hay no se puede sacar y entonces vas y te desprendes del libro sin remordimientos, que es lo que yo voy a hacer con éste en cuanto pueda.

pd.1. No se puede comparar, como sé que se ha hecho, con Yoko Ogawa, excelente autora japonesa con una prosa sensible y profunda que también vende millones de ejemplares. Os dejo una entrada que hice sobre ella.

pd.2. ¿Aún no os habéis apuntado a mi taller de crítica literaria para Culturamas? Cada vez quedan menos plazas. cursos@culturamas.com.

pd.3. OSTRANENIE es la lectura de verano que estábais esperando.

pd.4. A vuestra disposición bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

 

 

JAMES JOYCE: DUBLINESES

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Hoy quería hablaros de uno de los libros que más me ha influido a la hora de querer escribir y cómo hacerlo: Dublineses de James Joyce. A estas alturas parece ridículo añadir algo a todo lo que ya se ha dicho de la obra de este autor, en concreto, de su forma de revolucionar la narrativa en un marco de grandes escritores que junto con él formaron las vanguardias y renovaron la maravillosa prosa de principios del XX. Pero lejos de esas nuevas formas y técnicas se sitúan estos 15 relatos, costumbristas, porque reflejan la sociedad irlandesa de la época, como el propio Joyce diría,  eran la muestra perfecta de la parálisis, en todos los sentidos, provocada por el Imperio británico y la iglesia católica.

No obstante, si queréis una crítica del libro podéis ir a la ingente bibliografía sobre Joyce y diseccionar cada cuento. Yo hoy sólo quería deciros por qué considero esta obra junto con Retrato del artista adolescente dos libros que, como os decía, han influido poderosamente en que yo me decidiera a escribir. Hace tiempo que no releo Dublineses, pero lo que recuerdo vivamente es la contención. Como narradora es uno de los aspectos que más valoro, porque es detestable cuando un escritor se explica. Y no me estoy refiriendo a esa famosa dicotomía entre telling- showing, es decir, la diferencia entre contar y mostrar que todos los escritores tenemos que aprender, por ejemplo, decir que alguien es cojo o mostrar como le observan los demás cuando camina. Pero esto es muy pobre. La contención va más allá al decir sin tener que expresar todo, que el lector haga suyo el personaje, que se centre en la humanidad que desprende, que con muy poco haga maravillas. Eso es lo que consigue Joyce, con un dominio del lenguaje muy por encima del de otros grandes escritores. En cada uno de los cuentos se asoma a la ventana de distintas personas que habitaban ese Dublín en decadencia y te muestra un pedazo de sus vidas. No necesita nada más que un vistazo para que conozcamos las miserias más profundas del ser humano, porque estos cuentos son pinceladas de maestro. En contra de lo que he leído en una crítica desafortunada, en mi opinión, sobre que estos cuentos no son capaces de llegar al lector actual, no hay nada más falso. Eso es tan ridículo como decir que Guerra y paz de Tolstoi ya no puede enseñarnos nada de la guerra ahora que se lucha con drones. Esto no es un best-seller, aquí no existe unanimidad porque una editorial quiera vender más. La gran literatura nunca pasa de moda porque habla del ser humano. De los universales temáticos, como ya os he indicado alguna vez como el amor, la muerte o la guerra, como también están otras pasiones y otros temas como la humillación o la indignidad.

Cuando escribí Los que sobreviven nunca son los mismos intenté expresar la complejidad de la vida que nos toca en un sólo momento y que nos transforma para siempre. Independientemente de la época en la que se haya escrito una obra, debe expresar  algo íntimo del ser humano y como lectores, como buenos lectores, aplicar eso que leemos a nuestra vida. O al revés si queréis, tenemos que vernos reflejados en cada personaje. Ese era mi objetivo y lo es en cada texto que escribo. Veréis, la mejor manera de enseñar a escribir es enseñar a leer. Si nos quedamos en la superficie de las cosas jamás llegaremos a ninguna parte y nos perderemos lo que de verdad importa. Qué más da si hablamos de la Irlanda de principios del XX, de un pueblo perdido de Canadá o de un palacio ruso. Las modas cambian, también al escribir, pero con gran pesar os digo que el ser humano no. La miseria moral, la falta de rebeldía, la inconstancia todo está ahí. Atrevámonos a aprender a leer con sensibilidad para sacar todo el jugo a lo que leemos. Yo, os confieso, no soy una lectora voraz, de esas que dicen leer todo lo que cae en sus manos. Soy selectiva porque no lo puedo leer todo. Y cuando lees algo pobre, independientemente de si lo ha escrito un buen autor o no, pero es pobre, se te pega a la piel. Así que mudemos la piel y leamos a los grandes como Joyce con las tripas.

bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

PD. Os recuerdo que aún estáis a tiempo de apuntaros a mi taller de crítica literaria online para Culturamas.

PD 2. También estáis a tiempo de comprar OSTRANENIE, mi último libro de relatos y fotografías junto a masLucena.

 

HERTA MÜLLER: EN TIERRAS BAJAS

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Esto de los Premios Nobel me parece un absurdo. Puede que en 2009 hubiera que dárselo a una mujer porque tocaba como se lo dieron a la cuentista canadiense que nunca me acuerdo de cómo se llama y que me parece una petarda, sobre todo, porque su Nobel era de otro. O de otra. Pero con Herta Müller no. Su prosa da miedo por exacta y por surrealista. Potentes metáforas, frases cortas y hachazos certeros que consiguen que quieras refugiarte bajo las mantas. Müller nos traslada a ese lugar al que nadie quiere ir, que nadie desearía haber visto, es el lugar donde reside el odio, la represión y la violencia. En tierras bajas (1982) nos muestra el horror de la dictadura de Ceaucescu en un pueblo rumano a través de los ojos de una niña, por lo que la fantasía y la realidad se mezclan. Este sentimiento lo he tenido con Tony Morrison en El ojo más azul, pero nunca más he podido con sus obras porque pensé que para leer algo similar a Faulkner ya estaba Faulkner y porque consideraba que la violencia narrada era gratuita en cierto modo. Con Müller no sucede esto porque la contención es su seña de identidad. Se centra en el individuo que desaparece en el régimen de Ceaucescu, cuya dictadura puede decirse que es su tema principal.

Siempre me gusta dar alguna pincelada de la biografía de los autores pero en este caso me parece absolutamente necesario, puesto que en esta colección de relatos hay coincidencias con la vida de Müller que también menciona personajes y hechos históricos y, en especial, porque sin conocer su ambiente familiar no podemos comprender en su totalidad su denuncia de la represión, del autoritarismo o de la subordinación de la mujer relegada a los papeles de esposa callada y madre. Algunos apuntes, según aparecen en Wikipedia.

Herta Müller nació el 17 de agosto de 1953 en Niţchidorf, Banat, un lugar germanohablante de la región de Timisoara, en Rumanía. Su familia pertenece a una minoría alemana, los llamados Suabos del Danubio, que llevan varios siglos asentados en esa región. Su abuelo era granjero y comerciante, y había sido expropiado bajo el régimen comunista rumano. Su padre, Josef Müller, que se ganaba la vida como camionero, fue formado como nazi y sirvió durante la II Guerra Mundial en las Waffen-SS. Su madre, Katharina Müller, fue deportada a la Unión Soviética en 1945, donde pasó cinco años en un campo de trabajo realizando «trabajos de reparación». Muchos de los hombres y de las mujeres del pueblo en el que se crio Herta compartieron el mismo destino que sus padres.1 Según cuenta la propia Herta Müller, sus padres quedaron muy deteriorados tras las experiencias vividas durante la guerra y después de ella; no hablaban mucho de su pasado y ella creció rodeada de silencio y de tabúes.

No es que recomiende En tierras bajas. Es un libro que sobrecoge y si lo que queréis es pasar el rato ahora que empieza el verano no es la mejor opción porque hay tantas palabras y tantas imágenes en esa pequeña colección de cuentos que nadie quiere oír, que mejor leéis una revista. Pero cuando estéis preparados para acercaros al verdadero poder de las palabras, para comprender lo que significa ser un escritor honesto que narra las miserias y el dolor de una manera absolutamente fascinante, abrid uno de sus libros. Tropezaréis con la resiliencia y cierta esperanza a pesar de la deshumanización del ser humano.

Pd. Quiero dar la bienvenida a mis nuev@s seguidores y recordaros que ya os podéis apuntar a mi taller de crítica literaria 🙂 Aunque en cursos@culturamas.com tienes más donde elegir. ¡Te esperamos! bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

 

«OBLOMOVCHINA O LA MELANCOLÍA RUSA»

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Hoy os dejo mi primer artículo para la Revista Scribere  nº 9 (pp.13-16). Quería agradecer la confianza a Víctor J. Sanz y ya os adelanto que dentro de poco habrá más noticias 🙂 Por ahora aquí tenéis el sumario de la revista:

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Como sabéis, hay países con un tipo de tristeza con unas características concretas. En el caso de Portugal se denominada saudade. Mi artículo trata sobre el tipo específico de melancolía ruso denominado oblomovchina debido a la relevancia de la obra Oblomov (1858) de Ivan Gontsjarov donde se refleja de una manera excepcional la sociedad rusa. Este tipo de melancolía se forja en momentos de crisis, en el momento en que las cosas como las habíamos conocido mueren, ya que no es fácil estar a caballo entre momentos históricos. Espero que os interese 🙂 Aquí podéis descargar el nº 9 (pp. 13-16) donde encontraréis mi artículo y también el resto de los números.

Espero vuestros comentarios bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

ALBERTO MÉNDEZ: LOS GIRASOLES CIEGOS

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En el año 2004 el diario El Mundo publicó en su revista semanal «El Cultural», una crítica literaria sobre el autor del libro Los girasoles ciegos pero incluyó una fotografía de un tal «Alberto Méndez», que no se correspondía con el autor. Al buscar la imagen para este post no me he querido arriesgar a poner una persona que no fuera el autor real, me daría mucha vergüenza hablar de un escritor cuando en realidad vemos la foto de una persona que se presentó al concurso de belleza como Míster Zamora o vaya usted a saber.

Los girasoles ciegos es uno de los mejores libros que he leído últimamente. Se trata de la unión de cuatro relatos largos cuyo nexo es la guerra civil española. Los personajes, cuya introspección psicológica sobrecoge, se entrelazan también. El retrato de la sociedad, divida en vencedores y vencidos a los que unen todo tipo de miserias morales, humanas y económicas conjuga una sociedad enferma, que es en lo que se convierten los protagonistas de cualquier guerra civil.  Si junto a este hecho tenemos en cuenta la variedad y exactitud del vocabulario, el profundo conocimiento de la época y la denuncia de un momento histórico que por mucho que se empeñen no hemos superado, tenemos la necesidad de leerla en sentido filosófico, esto es, necesidad como obligación. ¿Por qué?  Porque aún tenemos cadáveres en las cunetas, nos negamos a mostrar nuestra bandera salvo en el fútbol no nos vayan a confundir con fachas y alguno de nuestros políticos no sabe que el comunismo murió hace rato. No es la única obra imprescindible de este período, claro, me viene a la cabeza Memoria de soldado de Alfredo Conde de la que ya hice una reseña.

Lo terrible de Los girasoles ciegos, casi un best seller, es que triunfó póstumamente y su autor no conoció su éxito. Como si se tratara de una obra de la Edad Media en la que el escritor no fuera relevante, ni sabemos el aspecto de un hombre, hijo de poeta, que fue redactor en diversas editoriales y guionista de Pilar Miró. Triste en mi opinión. Os dejo con el trailer de la película dirigida por José Luis Cuerda que llevó al cine el último de los relatos. Rara vez crítica y ventas van de la mano. Por algo será.

Pd.1 Quiero agradecer a Agustín  esta recomendación, porque sólo los buenos amigos recomiendan grandes libros 🙂

Pd.2 Como sabéis voy a impartir un Taller de crítica literaria para Culturamas al que estáis tod@s invitados. Pero hay más talleres. Si estáis interesados escribid a cursos@culturamas.com. Las plazas son limitadas.

Pd.3 No quiero morirme sin probar las mieles del éxito. Sentiros parte de la historia y comprad OSTRANENIE.

Os espero: bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤