BERTA DELGADO MELGOSA: «MATAPERROS»

IMG-20161030-WA002~2

© Foto masLucena

Gracias ❤ El día 5 hará tres años que publiqué Los que sobreviven nunca son los mismos. Por eso quería haceros un pequeño regalo, uno de los relatos de aquel libro, «Mataperros«. En España solemos decir «maté un perro y me llamaron mataperros», eso quiere decir que haces algo una sola vez y te ponen la etiqueta de lo que hiciste. Ya he escrito varios libros pero podéis ponerme las etiquetas que queráis. Espero vuestras críticas corrosivas, destructivas y de las otras 🙂 Y gracias otra vez por estar ahí. En breve tendréis noticias de mi primera novela. ❤

MATAPERROS

Yellow

© Foto Berta Delgado Melgosa

Manuel Torralba cierra sus libros, guarda sus apuntes y sale del aula apresurado y cabizbajo. Cada día odia más dar clase y su horario de trabajo se le hace interminable por lo que mira al reloj de continuo. Es capaz de hablar y ver, a un tiempo, cómo transcurre cada penoso minuto dividido a su vez en centésimas y milésimas de segundo, momentos que, con los años, se han convertido en angustiosos. Repite una y otra vez las mismas afirmaciones y cuenta las mismas anécdotas que han terminado desgastadas en un vano intento de que esos pencos (que no terminan de crecer y que cada año le tratan peor) salgan de su ignorancia por un rato, pero ya lo da por imposible. Para todos ellos, que viven al margen de lo que él considera importante, siempre inmersos en estupideces y trivialidades la vida les resulta una aventura hedonista. Pero Manuel no concibe la vida como placentera, simplemente no ha pensado en disfrutar. El placer no tiene que ver con su trabajo, desde luego. Tampoco muestra un interés desmedido por nada, lo que se refleja en las arrugas de su frente y la pequeñez de sus ojos fríos y de mirada adusta. Quizá sus plantas le arrebaten pequeños momentos de entusiasmo. Cuando las ve crecer, las poda o realiza los injertos se da cuenta de lo lejos que se encuentra de sus primeros años en el instituto y se lamenta de no haber vivido la vida que siempre quiso y que ha quedado con un vago sueño que se funde, nada más despertar, en la rutina más fastidiosa.

Manuel sale del instituto, como cada día, tieso como un palo. Sus alumnos lo imitan y se ríen de él abiertamente. Aunque en el fondo sienten lástima, no tratan de disimular que no sienten hacia él ningún respeto.

Esa tarde Manuel se dirige a su casa y preparará la maleta pues irá a ver a una vieja amiga a Madrid. Ni le apetece ni todo lo contrario, pero hace tanto tiempo que no la ve y que no hace nada interesante… Vencer la indomable pereza y coger un tren le hará bien. Al ver pasar los árboles, las tierras de labranza de colores ocres y marrones se queda dormido pensando en los domingos en su pueblo natal, en el corral, con el señor Leonardo, que ayudaba a su padre con la faena. Entonces pasaba mucho tiempo solo, subido a los manzanos lleno de arañazos y rozaduras, sentado en el pozo y recogiendo moras. Aquellos años fueron una bonita época. Hace tiempo que no ve a sus padres. Años atrás entraron en una residencia y le parece más cómodo llamar por teléfono. Disgustado por un breve sentimiento de culpa se levanta al oír que llega a su destino. María es una vieja amiga de los años en que estudiaba la oposición. Tuvieron algo que pudo llegar a algo más. Sin embargo, ninguno pareció mostrar la pasión que se presupone en una historia de amor. Quizá fuera eso. Que no era amor.

Manuel se dirige a recoger su bolsa de viaje cercado por estos pensamientos pero no la encuentra. Revuelve los equipajes pero casi todo son maletas. Está seguro de haberla puesto ahí. Casi en un arrebato deja de dudar y se baja del tren, eso sí, con la primera bolsa de viaje que puede. Se dirige a grandes zancadas hacia el recinto de la estación con el corazón latiéndole como nunca en su vida. Baja las escaleras de dos en dos y coge un taxi hacia su hotel. El taxista tiene que preguntarle un par de veces la dirección. Lleva consigo la bolsa, no ha querido dejarla en el maletero. En unos minutos que le parecen horas llega al hotel desde el que se ve el río y sus tranquilas veredas. Se registra lo más rápido que puede y sube a su habitación donde se sienta en la cama sin soltar la bolsa que tiene sobre sus rodillas. No se atreve a abrirla. Un rato más tarde consigue el valor necesario y recorre despacio la cremallera. La dueña es una mujer entrada en carnes, por lo que parece. Blusas grandes y faldas enormes que deja perfectamente dobladas encima de la cama, además de zapatos y una pequeña bolsa de aseo. Cremas y potingues de todo tipo aparecen colocados en un orden perfecto para ocupar el menor espacio posible. Todavía no siente la vergüenza golpear gravemente su conciencia. Ha entrado en un mundo desconocido del que aún tiene mucho que descubrir. Termina de sacar toda la ropa y por último aparecen las medias y un cuadernillo de espiral que había quedado al fondo. Lo deja todo encima de la cama y comienza a hurgarse en la bragueta. Manuel termina tumbado encima de la cama entre las blusas de seda, las faldas de lino y las chaquetas de algodón. Aprecia el tacto de las prendas, huele la ropa interior y siente un profundo placer, en especial, cuando se prueba las medias.

© Berta Delgado Melgosa, Los que sobreviven nunca son los mismos

DE VACACIONES…PERO VOLVERÉ

gardfield

Querid@s tod@s…cierro el chiringuito durante el verano. Me dedicaré a tomar el sol, leer cosas interesantes que luego os contaré y a mi novela. Pero recordad que aún estáis a tiempo de apuntaros a mi taller intensivo de crítica literaria de agosto en Culturamas (más info en cursos@culturamas.com), que a partir de septiembre será trimestral.

Me encantaría recibir a mi vuelta alguna crítica de mis libros…Os dejo los enlaces por si os apetece probar las mieles de la crítica. Siempre seréis bienvenidos. El que a hierro mata a hierro muere, soy consciente 🙂

Por supuesto, me podéis escribir a bertadelgadomelgosa@gmail.com. Gracias por estar ahí, disfrutad todo lo que podáis y hasta prontooooo ❤

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

ostraneniesite.wordpress.com

 

10151059_628363993911677_1361723900_n portada

 

Los que sobreviven nunca son los mismos

 

JAMES JOYCE: DUBLINESES

james-joyce-dublineses--644x362

Hoy quería hablaros de uno de los libros que más me ha influido a la hora de querer escribir y cómo hacerlo: Dublineses de James Joyce. A estas alturas parece ridículo añadir algo a todo lo que ya se ha dicho de la obra de este autor, en concreto, de su forma de revolucionar la narrativa en un marco de grandes escritores que junto con él formaron las vanguardias y renovaron la maravillosa prosa de principios del XX. Pero lejos de esas nuevas formas y técnicas se sitúan estos 15 relatos, costumbristas, porque reflejan la sociedad irlandesa de la época, como el propio Joyce diría,  eran la muestra perfecta de la parálisis, en todos los sentidos, provocada por el Imperio británico y la iglesia católica.

No obstante, si queréis una crítica del libro podéis ir a la ingente bibliografía sobre Joyce y diseccionar cada cuento. Yo hoy sólo quería deciros por qué considero esta obra junto con Retrato del artista adolescente dos libros que, como os decía, han influido poderosamente en que yo me decidiera a escribir. Hace tiempo que no releo Dublineses, pero lo que recuerdo vivamente es la contención. Como narradora es uno de los aspectos que más valoro, porque es detestable cuando un escritor se explica. Y no me estoy refiriendo a esa famosa dicotomía entre telling- showing, es decir, la diferencia entre contar y mostrar que todos los escritores tenemos que aprender, por ejemplo, decir que alguien es cojo o mostrar como le observan los demás cuando camina. Pero esto es muy pobre. La contención va más allá al decir sin tener que expresar todo, que el lector haga suyo el personaje, que se centre en la humanidad que desprende, que con muy poco haga maravillas. Eso es lo que consigue Joyce, con un dominio del lenguaje muy por encima del de otros grandes escritores. En cada uno de los cuentos se asoma a la ventana de distintas personas que habitaban ese Dublín en decadencia y te muestra un pedazo de sus vidas. No necesita nada más que un vistazo para que conozcamos las miserias más profundas del ser humano, porque estos cuentos son pinceladas de maestro. En contra de lo que he leído en una crítica desafortunada, en mi opinión, sobre que estos cuentos no son capaces de llegar al lector actual, no hay nada más falso. Eso es tan ridículo como decir que Guerra y paz de Tolstoi ya no puede enseñarnos nada de la guerra ahora que se lucha con drones. Esto no es un best-seller, aquí no existe unanimidad porque una editorial quiera vender más. La gran literatura nunca pasa de moda porque habla del ser humano. De los universales temáticos, como ya os he indicado alguna vez como el amor, la muerte o la guerra, como también están otras pasiones y otros temas como la humillación o la indignidad.

Cuando escribí Los que sobreviven nunca son los mismos intenté expresar la complejidad de la vida que nos toca en un sólo momento y que nos transforma para siempre. Independientemente de la época en la que se haya escrito una obra, debe expresar  algo íntimo del ser humano y como lectores, como buenos lectores, aplicar eso que leemos a nuestra vida. O al revés si queréis, tenemos que vernos reflejados en cada personaje. Ese era mi objetivo y lo es en cada texto que escribo. Veréis, la mejor manera de enseñar a escribir es enseñar a leer. Si nos quedamos en la superficie de las cosas jamás llegaremos a ninguna parte y nos perderemos lo que de verdad importa. Qué más da si hablamos de la Irlanda de principios del XX, de un pueblo perdido de Canadá o de un palacio ruso. Las modas cambian, también al escribir, pero con gran pesar os digo que el ser humano no. La miseria moral, la falta de rebeldía, la inconstancia todo está ahí. Atrevámonos a aprender a leer con sensibilidad para sacar todo el jugo a lo que leemos. Yo, os confieso, no soy una lectora voraz, de esas que dicen leer todo lo que cae en sus manos. Soy selectiva porque no lo puedo leer todo. Y cuando lees algo pobre, independientemente de si lo ha escrito un buen autor o no, pero es pobre, se te pega a la piel. Así que mudemos la piel y leamos a los grandes como Joyce con las tripas.

bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

PD. Os recuerdo que aún estáis a tiempo de apuntaros a mi taller de crítica literaria online para Culturamas.

PD 2. También estáis a tiempo de comprar OSTRANENIE, mi último libro de relatos y fotografías junto a masLucena.

 

¿CUÁNDO HACES UNA NOVELA?

OLYMPUS DIGITAL CAMERA                                                 © Foto masLucena

Como sabéis, me encanta la fotografía (en el link mis fotos en Flickr) y tras acabar Los que sobreviven nunca son los mismos, quería dar un golpe de timón. En realidad, con mi primer libro de ficción decidí acabar con  mi vida tal y como había sido y empezar algo nuevo. Tan nuevo como mis intereses, mis amigos y mi forma de ver las cosas. En el fondo era volver atrás, sólo para coger impulso, y recuperar lo que parecía enterrado por ahí. Una de esas personas que siempre ha estado cerca es el fotógrafo masLucena, cuyas imágenes me llegan al hueso (descubridlas en el link). Él fue quien diseñó Los que sobreviven nunca son los mismos, quedamos y nos hicimos más fotos. Algunos no nos reconoceréis para otros seremos sólo una imagen.

8697884615_90f8b47a14_klowgrande                                              © Foto Berta Delgado Melgosa

Entonces, ¿cómo somos en realidad? ¿Y qué entendemos por realidad? Lo que muestran estas fotos de nosotros es tan falso como cierto. De eso va el libro que no es sólo mío, es de de masLucena y mío y, en breve, vuestro…un libro conceptual a cuatro manos y a otros tantos ojos. Un libro para observar, para percibir lo que no siempre somos capaces. No está pensado para que os impliquéis con los personajes. Esta vez veréis los toros desde la barrera. No, no es un libro para daros las claves de nada. No somos cutres culturetas. No nos gusta que nos digan lo que debemos hacer ni decírselo a nadie. El libro tendrá dos niveles de lectura igualmente respetables. Pensad lo que queráis, pero pensad. Es un libro sarcástico, con mucho humor negro y absurdo. Habrá exposición y podréis adquirir las fotos. Todavía falta un poco, pero podéis fumaros un cigarro o tomar un whiskey, mientras. ¿Estáis interesados? ¿Sí? Eso esperamos. Yo tengo un poco de miedo porque cada vez que digo que preparo un libro conceptual me preguntan: ¿cuándo haces una novela?

Dudas, consultas, sugerencias…bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS: CRÍTICA DE CARLOS PALANCO

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Os dejo la crítica realizada por Carlos Palanco Vázquez, autor de la novela Las Tres Llaves, sobre mi primer libro de relatos LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS publicada hoy en la Revista Culturamas. Gracias a Carlos, a Víctor y a tod@s los que me seguís por haberlo hecho posible. Feliz Navidad y mejor 2015. Nos vemos el año que viene. ❤

CARLOS PALANCO

http://www.culturamas.es/blog/2014/12/22/critica-de-los-que-sobreviven-nunca-son-los-mismos-berta-delgado-melgosa/

LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS: CRÍTICA DE ELENA ARIÑO LECINA

1480775_10152141266801742_28978495_n

Elena Ariño Lecina es es orientadora sociolaboral, formadora, bloguera y una de esas pocas personas que te encuentras en la vida: positiva, luchadora, siempre abierta a aprender y emprender nuevos proyectos y a ayudar a los demás. Desde su blog Plan de empleo siempre tiene palabras de ánimo, consejos útiles y collejas si pensamos que sólo los enchufes pueden salvarnos. Aún no tengo el placer de conocer a Elena personalmente, pero a través de LinkedIn encontramos un canal común por el que nos hemos comunicado y aprendido. Así ha llegado Elena a conocer mi libro de relatos LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS. Lo que no sé es si merezco esas palabras. Sólo quiero agradecérselas de corazón, porque son las palabras de alguien que ha leído el libro como yo lo escribí. Haber conseguido mi propósito me llena de orgullo. Espero no tener que tragármelo porque ya estoy acabando mi próximo proyecto. Tengo la esperanza de no decepcionaros. Gracias por estar ahí ❤

10151059_628363993911677_1361723900_n portada

«Realidad. Los relatos que Berta Delgado Melgosa nos lanza a la cara son raciones de realidad, claros, directos, perfectos. De una belleza fría, que nos traspasa, que nos sorprende, pues aunque no lo parezcan, aunque cuando empiezan simulan ser un relato con final feliz, no lo son. Son realidad, la realidad nada bondadosa, nada engañosa, la que nos pasa a todos, a nuestros amigos, a nuestros vecinos, a nuestra familia.

Los relatos que Berta nos muestra como una ventana a la vida de los otros (o de nosotros) son una colección de perlas. Desde «Las golondrinas no entienden de sarcasmos» o de la metáfora del calamar y el tiburón hasta «Rusia será hermosa» o de cómo la adaptación de un libro es una alegoría en sí misma, todos y cada uno de ellos nos muestran lo (in)esperado al levantar la cubierta. Con una redacción cuidada, directa, suave en ocasiones, alegórica en muchas y sincera siempre, nos asomamos a unas vidas complejas, a unos personajes intrincados y a unas historias con un aire taciturno pero que, sorprendentemente, pueden llegar a tener un toque de luminosidad, pero siempre con cierto sarcasmo sutil que sobrevuela en todos y cada uno de los relatos.

Los que sobreviven nunca son los mismos es un libro de la realidad, es un cúmulo de vidas recogidas en forma de relatos en los cual puedes verte reflejado, o a cualquier persona de tu entorno más cercano. Y ahí es donde radica la auténtica belleza del libro, esa capacidad de tornar la realidad en algo inesperado. Los que sobreviven… es un ensayo de la vida redactado con agilidad, afilado a la vez que resplandeciente… de los que dejan huella.»

Elena Ariño Lecina

LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS: CRÍTICA DE CARLOS PALANCO VÁZQUEZ

 Os prometí que a la vuelta de las vacaciones habría alguna otra crítica a mi libro de relatos LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS y aquí está. En esta ocasión corresponde a Carlos Palanco Vázquez, autor de la novela de misterio LAS TRES LLAVES de la que en breve tendréis una crítica. Carlos es, además de escritor, cardiólogo en el Hospital de Mérida y doctorando. Ahí es nada. Tuve el gusto de compartir con él una tarde en la feria del libro de Madrid y de conocer a una persona vital, positiva, inteligente y con una inmensa capacidad de trabajo pero que destaca por su humildad. Sólo quería dar las gracias a Carlos por una crítica que me gustaría merecer.

  CARLOS PALANCO

«En medio de tanta literatura vana, a veces, de vez en cuando, surgen talentos refinados y dignos de mención. Estoy hablando de la joven escritora burgalesa Berta Delgado Melgosa.

Con su libro de relatos Los que sobreviven nunca son los mismos se dibuja la estela típica del genio artístico, tantas veces mostrada a lo largo de la historia. Me refiero a la consciencia del sufrimiento hasta el punto de conseguir hacer del drama una virtud.

Y es que no hay mayor virtud que la consciencia del propio ser y en este libro eso se muestra de forma permanente. La consciencia de la tragedia humana plasmada en el día a día. No hablo de grandes catástrofes ni de lamentos pasionales. Hablo de ese existencialismo que todos, aun sin saberlo, en mayor o menor medida tenemos. Hablo de la sutileza de la rutina torcida, que sin darnos cuenta, gota a gota horada el alma, colándose en nuestras vidas, tiñéndola de un gris apenado y que por momentos pareciera eterno. Me refiero a las historias personales que se dibujan en los relatos y que no hacen más que mostrar realidades tediosas que martillean la consciencia hasta hacerla peligrosamente inconsciente.

Se palpa en estos relatos el lamento humano, masticado lentamente en cada página, en cada renglón, en cada palabra. Cada frase pareciera haber sido diseñada con plena intención. No hay párrafo en el que no tenga cabida la reflexión, a veces simple, con frecuencia sarcástica y mordaz.

La obra mira directamente a la realidad y la señala, sin miedo al miedo, al vacío o a la desesperanza. Pero no se recrea en la tragedia porque sí, lo hace, o al menos uno quiere pensar eso, para tomar consciencia de la situación y superarla: topar con el suelo duro para luego saltar alto. Magistral el último relato, donde la esperanza, que pareciera ya ausente, renace de las cenizas y se transforma en quietud pacífica y atemporal.

El libro, sus historias, aunque tienen principio y fin, carece de límites y pareciera querer abordar al lector y decirle “¡Tú también tienes un relato que contar!”.

Con todo, la profundidad de lo narrado no debe ocultar en absoluto el estilo refinado, preciso y precioso, que se teje a lo largo de todas las páginas.

Estamos pues ante un libro de relatos cortos, como corta es su extensión. Pero no nos llevemos a engaño, no. Ahora, más que nunca, donde el éxito está excesivamente mercantilizado y con demasiada frecuencia se escribe con tinta de imprimir billetes, es cuando más falta hace mostrar el talento, difundirlo, darlo a conocer. Y eso es justo lo que pretendo con esta crítica. Mostrar un libro corto en extensión, pero extenso en calidad y contenido, escrito por una autora cuya trayectoria se promete firme y trascendente.

La luz, entendida como talento o esperanza, acaba siempre colándose por una u otra rendija.»

 

Carlos Palanco Vázquez

29 de agosto de 2014

 

 

 

 

LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS: CRÍTICA DE ROBERTO MARCOS

1507958_532768903493805_7863766812446764018_nrober yyo maslucena

Lo prometido es deuda. Aquí tenéis una segunda crítica de mi libro de relatos LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS. Roberto Marcos es un amigo de esos que dicen las cosas cuando le salen de las tripas y cuando no, no. Todo el mundo le conoce como El doctor Rober por esa afición suya de recomendar buenas canciones, como hace en su blog La clínica del doctor Rober, donde adereza esas canciones con unas fotos enormes por lo buenas, claro. La foto es de otro gran amigo, masLucena. Muchas gracias, Rober, desde dentro. Os dejo con sus palabras y el dibujo que creó tras la lectura de uno de mis cuentos.

Aprovecho para daros las gracias por la acogida en la feria del libro de Madrid, por vuestras opiniones y ánimo para que siga escribiendo  ❤

 

«A tenor de lo poco que he leído últimamente me han llamado la atención pocas cosas, pero las pocas que leo y las pocas que me acaban de gustar son muy pocas. Después de este breve pero intenso árbol de ideas para adornar una entrada triunfal, me topé un día con una señorita que vino de Valladolid, Pucela dice ella. Burgos, Valencia y Bilbao son puntos cardinales de nuestra península a los que Berta Delgado, se hace llamar, nos tiene acostumbrados a regalarnos su presencia una vez cada tres meses.

Pues bien, hacía tiempo que no me leía un libro con tanto interés como este Los que sobreviven nunca son los mismos. Desde el principio sientes como un algo familiar se cuela en tu corazón, y sabes que lo has vivido antes, en esta vida o en otra. Con el primer relato «Días de arena y mar», a mí personalmente me vienen a la cabeza esos días de tren y playa con olor a crema protectora, arena chocando contra la piel, niños con juguetes para la playa y el hombre de los barquillos. Pero leyendo el relato de Berta, uno se da cuenta de lo absurdo que puede llegar a ser a veces el ser humano en ciertos comportamientos, lo subjetivo que puede llegar a ser a veces la percepción humana, depende de quién lo mire, lo escriba o lo fotografíe. El primer capítulo es una obra maestra de una buena observación en pinceladas visuales. Hay una frase que me encanta “El sol se vuelve más y más tosco. No hay nada agradable en su forma de manosearme”.

Las impresiones que tiene uno cuando lee cada uno de sus relatos cortos, es que hay cosas que te parecen reales y otras están inventadas o con el nombre cambiado, pero es lógico hasta cierto punto, muchas veces lo hacemos de manera consciente para no dar pistas sobre alguien de carne y hueso y otras veces lo hacemos inconscientemente para tapar algo que nosotros no sabemos o no aceptamos que está ahí.

Si hay otra cosa que me gusta en Berta es su sentido del humor refinado. Hay veces que en una frase mete dobles sentidos o incluso triples, y te quedas pensando: la literatura es esto, decir con las palabras precisas una situación que vemos, sin ponernos a pensar demasiado en cómo decirlo, sin caer en la utilización de muchos tecnicismos o palabrerías baratas. Berta lo dice, uniéndolo bien con el todo, y dialogando con la mente juzgadora que todos tenemos; no hace juicios de valor, simplemente nos muestra una realidad que está ahí, y nosotros sólo tenemos que valorar las consecuencias y los actos que conllevan esos actos.

Otra cosa que me ha gustado es su interpretación de los títulos para con el relato, y me explico. En “Mataperros” habla de un hombre anodino, con unas costumbres planas y unos remordimientos internos por no haberse tomado la vida de otra manera. Un día coge un tren para hacer un viaje relámpago a ver a una amiga en Madrid y descubre algo que no sabía de sí mismo, algo de lo que mucha gente huye pero que todo el mundo tiene y oculta. Un día haces algo que no está escrito en el guión y te llaman “mataperros”. Entonces entiendes cuál es el sentido del relato.

Sin embargo, hay uno en particular que me heló la sangre al leer su inicio. Me dio un clic tremendo en alguna parte de mi cerebro y despertó ese alma universal que tenemos todos; un amor desmedido por las estrellas, las tragedias ajenas y las propias. Ese comienzo es el siguiente: “Dos barcos se miran de frente como si fueran a batirse en duelo. Se observan silenciosos en un mar en calma sobre el que brillan millones de minúsculos puntos de luz que casi invitan a mirar hacia otro lado. El azul del océano no añade una visión trágica a lo inevitable en caso de que la chulería de esas proas les lleve a continuar en línea recta hasta enfrentarse a muerte con su rival”. La visión icónica de las cosas, la soledad reflejada en unas frases, la veracidad seca que nos brinda Berta es lo que me ha gustado de esta escritora con un sentido de profundidad que remueve conciencias y vocaciones, tanto, que a mí me dio una idea para hacer un dibujo de esa visión. Después de ese clic en mi cerebro supe que tendría que hacerlo pronto. Lo dibujé y la visión icónica es eso: una simple mirada sin edulcorantes. Un puñetazo en la cara.»

 

RUMBO DE COLISIÓN

 

LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS: CRÍTICA DE RUBÉN MUÑOZ HERRANZ

Imagen

 

Os prometí que incluiría las críticas que fuera recibiendo y me ha llegado la de Rubén Muñoz Herranz, que es formador ocupacional, webmaster, corrector ortotipográfico y de estilo, diseñador gráfico y escritor. Su relato «La gente del parque Aluche» ha obtenido un accésit en el IX certamen de relato corto José Luis Gallego. Quería agradecer a Rubén su amabilidad a la hora de hacer una crítica, lo que no siempre es agradable. Y agradeceros a tod@s vuestro apoyo a LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS. Nos vemos en la Feria del libro de Madrid el próximo dia 15 a las 17:00. Allí os espero 🙂

«Aunque estos ejercicios de crítica literaria me provocan pavor, porque no hay nada más subjetivo que el arte y nada más engañoso que el ego y la proyección personal del crítico, la impresión que recibo de estas páginas me trae una cosa buena y una fetén. Empiezo por el final, que es como se construyen (creativamente) las casas. Lo fetén es que ninguno de los relatos da alguna respuesta, alecciona o aconseja al lector. La literatura es el arte de las paradojas terminales de la existencia y como narradora Berta Delgado se desliza cómodamente por este ámbito, como si no le costara ningún esfuerzo «mirar una fina lluvia salpicando el cristal y otras veces desapareciendo sin dejar rastro». Es bien sabido que mucha gente vive de decirle a los demás lo que tiene que hacer: a la pregunta ¿qué camino tomo ahora? contesta una plétora de políticos, obispos, psicólogos, historiadores, periodistas, etc. Pero el camino del escritor es el que traza Berta Delgado en sus cuentos breves: la literatura no es el campo de la psicología, la historia o la religión, aunque se puedan utilizar para narrar. Es la acción de sus personajes lo que determina las preguntas en la mente del lector y es él o ella quien debe responder, ya sea intentando matar al Papa o vendiéndole a Ken Loach un guion donde Melanie Griffith es protagonista. Este empeño por ser «literaria» alcanza su punto álgido en las cuatro últimas narraciones del libro que nos acercan a una reflexión bellísima sobre la vida y la muerte, a un uso de la imaginería visual cincelado y certero en El túnel y al estremecedor abismo de la creatividad escondida y las expectativas frustradas en Rusia será hermosa.

Otra cosa buena (o que a mí me gusta, mejor expresado) es el uso de algunas imágenes poderosas que evocan lo que el personaje está sintiendo sin mayores aspavientos, despojando el lenguaje de ornamentación y acercando sensaciones como la repugnancia o emociones como el desánimo. Como esto se hace siguiendo las consignas de Borges («el que tiene algo que contar, lo cuenta, el que no, se pone barroco») con un lenguaje ágil, sin frases alambicadas que estorben el discurrir de los personajes (aunque sea hacia la nada, la entropía o como lo queramos llamar) el efecto conseguido es el de levedad, brevedad forzosa, a veces angustia.

Pero escribir como elige Berta escribir trae aparejado, quizá, un cierto conflicto entre el detalle y la omisión, lo que se debe sugerir y lo que es finalmente narrado. En algunas ocasiones el celo de Berta por la inquietud de sus personajes hace que se introduzca en ellos y esa injerencia mental persiste cuando vuelve a salir, interrumpiendo la transferencia con el lector y mermando el poder de reclamo de sus imágenes. Es normal, si tenemos en cuenta que la forma de la narración es cruda, que las descripciones son escuetas, que el lenguaje, como decía antes, ha sido cribado para ofrecer una cierta sensación; pero en esos momentos en que la autora se introduce en la mente de los personajes, o reflexiona directamente sobre ellos recordando al lector el poder que tiene sobre sus criaturas, el espacio que el lector necesita es cercenado y en unos lapsos fugaces se detiene eso, la fugacidad, y algo parecido a un absoluto desde el punto de vista utilizado por el narrador fagocita un texto que en esencia se dirige a lo relativo. Pero son solo instantes, que en el conjunto de un buen libro de relatos, como diría el Nexus de Bladerunner, se pierden como gotas en la lluvia. La escritora tiene una voz propia que pulirá con los años hasta que ya no seamos los mismos con sus libros.»

PRESENTACIÓN DE LOS QUE SOBREVIVEN NUNCA SON LOS MISMOS EN VALLADOLID

Imagen

Sólo quería daros las gracias a tod@s por vuestro apoyo y cariño. Escribir es muy importante para mí pero saber que tengo tantos buenos amig@s es increíble. El esfuerzo ha merecido la pena. Espero vuestros comentarios en bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤