HAROLD BLOOM: CÓMO LEER Y POR QUÉ

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Como ya os dije, aunque todo el mundo sabe leer y cree que puede aprender a escribir os hablo de un ensayo ameno que puede ayudar a ambas cosas. Leer es bastante complicado, al menos hacer una lectura analítica y comprativa de unos libros con otros en especial si lo haces bien, para lo que se necesitan, aparte de una mente capacitada, dinero y tiempo. Sin dinero no hay tiempo y sin tiempo no hay reflexión que valga. Pero como todo en esta vida hay grados, y hoy os presento a uno de los críticos literarios más influyentes. Se llama Harold Bloom (New York, 1930) y es uno de esos intelectuales insidiosos a los que no hay que venerar pero tampoco perder de vista, da clases de literatura en Yale y de Inglés en la Universidad de Nueva York.

Sus ensayos son controvertidos. Imposible no destacar Canon Occidental, con 26 autores imprescindibles casi siempre hombres, casi siempre blancos, casi siempre anglosajones, pero que no gustó a casi nadie, aunque todo el mundo debería leerlo, entre otras cosas, porque siempre ha criticado la politización de la crítica literaria. Otro día os hablaré de él.

En Cómo leer y por qué nos proporciona 5 principios para leer, que no es que sean suyos:

  1. Límpiate la mente de tópicos pseudointelectuales
  2. No trates de mejorar a tu vecino ni a tu ciudad con lo que lees ni por el modo en que lo lees
  3. El intelectual es una vela que iluminará la voluntad y los anhelos de todos los hombres
  4. Para leer bien hay que ser inventor
  5. Recuperación de lo irónico

¿Os habéis quedado igual que estábais? Bueno, lo mejor es que:

  1. No seáis unos cretinos de los que sólo se leen la contraportada
  2. No seáis unos plastas que cuentan todo lo que han aprendido al que no quiere escuchar
  3. Buscad verdaderos escritores que os hagan reflexionar (con mentes más originales que la vuestra)
  4. A través de la ironía sed un poco escépticos y/o relativistas

Con eso vale. Para todo ello disecciona el libro en los 4 géneros principales: cuento, poemas, teatro y novelas I y II y explica algunas obras magistrales de cada género. No siempre habría escogido yo esos autores (sobre todo Jane Austen o Henry James, que no los soporto), pero son maestros, de eso no hay duda. Shakespeare es lo más y en novela sólo Cervantes le hace sombra y destaca las críticas cervantinas de Unamuno. Y en cuento señala dos tradiciones: la «chejoviana» y la «kafkiano-borgesiana», como ya hizo en Cuentos y cuentistas. Ahí es nada. Os dejo con los autores, las explicaciones mejor las lee cada uno en bajito.

Cuento.  Iván Turguéniev, Anton Chéjov, Guy De Maupassant, Ernest Hemingway, Flannery O’Connor, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, Tomasso Landolfi, Italo Calvino.

Poemas. Housman, Blake, Landor y Tennyson (juntos), Robert Browning, Walt Whitman, Dickinson, Brontë, baladas populares y anónimas (juntos), William Shakespeare, John Milton, William Wordsworth, Samuel Taylor Coleridge, Shelly y Keats (juntos).

Teatro. Shakespeare (Hamlet). Henrik Ibsen (Hedda Gablek). Oscar Wilde (La importancia de llamarse Ernesto).

Novelas I Cervantes (El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha). Stendhal (La cartuja de Parma). Jane Austin (Emma), Charles Dickens (Grandes esperanzas), Fiódor Dostoievski (Crimen y castigo). Henry James (El retrato de una dama). Marcel Proust (En busca del tiempo perdido). Thomas Mann (La montaña mágica).

Novelas II Herman Melville (Moby Dick). William Faulkner (Mientras agonizo). Nathanael West (Miss Lonelyhearts). Thomas Pynchon (La subasta del lote 49). Cormac McCarthy (Meridiano de sangre). Toni Morrison (La canción de Salomón).

*NB. Si no habéis leído ninguna de las obras mencionadas mejor que dejéis ya Cincuenta sombras de Grey y Los pilares de la tierra. ¡Pero ya!

Opiniones. Comentarios. Loquequeráis. bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

ENRIQUE VILA-MATAS: SUICIDIOS EJEMPLARES

vila-matasYo no soy una de esas personas que se definen como lectores voraces de todo lo que cae en sus manos, entre otras cosas, porque no tengo tiempo suficiente para leer todo, así que me centro en lo que me apetece y a Enrique Vila-Matas (1948) no lo había leído hasta ahora porque era amigo de Soledad Puértolas, escritora que encuentro detestable y  (por aquello de los prejuicios de los que tú tampoco estás a salvo aunque me mires así) no me había acercado a su obra. Hasta ahora, y sólo porque un buen amigo me animó aduciendo eso de «precisamente porque crees que no te gusta seguro que te encanta». Así que compré, de segunda mano, eso sí, Suicidios ejemplares. El título ya nos lleva a las Novelas ejemplares cervantinas que tenéis en el enlace. ¿Y esto qué nos quiere decir? Pues que estamos frente a uno de esos escritores cultísimos que citan obras y a otros literatos en sus novelas (lo que le ha dado algunos problemas), motivo por el cual, existen distintos niveles de lectura en sus libros.

Con Suicidios ejemplares me ha ocurrido lo mismo que cuando voy al teatro (que me fascina) pero, a veces, aunque la obra me gusta, me salgo fuera del escenario y me fijo en todo lo que lo rodea: el telón, los focos, el resto de los espectadores. Quizá porque los actores me despistan. El tema del suicidio no puede ser más literario y aparece mucho en mis textos, pero la manera de afrontarlo en estos relatos me ha parecido impostada (por utilizar una de sus palabras preferidas). No es que no sea un gran escritor, ni que el libro no merezca la pena o que no esté acostumbrada a leer gran literatura, sino  que sus palabras me resultan afectadas. Me da la sensación de que no ha escrito sobre un tema que requiere, en mi opinión un acercamiento menos literario y más humano o menos humano pero más honesto (estoy pensando en Akutagawa Ryunosuke), sino que ha utilizado un tema inmundo que se ha convertido en elevado porque grandes genios acabaron con su vida.

Así pues, no puedo hablar de estos relatos porque Vila-Matas se regodea en todas las máscaras que es capaz de crear y se olvida de los personajes, de las historias y se centra en la técnica que retuerce las palabras y lo mucho que disfruta haciendo algo que se le da tan bien, por lo que él está siempre presente, como una mosca que no se aparta. Me lo imagino escribiendo delante de un espejo.

No obstante, incluso a algunos amantes un poco torpes les damos una segunda oportunidad, así que me voy a poner estupenda y algo condescendiente y leeré otro libro de Vila-Matas, sólo porque espero dejar de tener al escritor tan presente para introducirme en su obra. Por ahora creo que su sombra es tan arrogante como la sonrisa del guapo insoportable del bar .

¿Que sí? ¿Que no? ¿Me contáis? bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

ANTONIO SÁNCHEZ BARBUDO: SUEÑOS DE GRANDEZA

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El hecho del exilio republicano necesita una consideración serena de los datos y de las circunstancias históricas y personales para llegar así a conclusiones válidas y convincentes. La situación a la que tuvo que enfrentarse el escritor español exiliado resultaba peculiar debido, en concreto, a una serie de pros y contras. Por ejemplo, no estaban sometidos como el resto de sus colegas en España al lápiz rojo del censor y, por tanto, crean sus obras desde una libertad no sólo temática, sino también de tratamiento. Tampoco les afectaba la incomunicación con el extranjero que padecían los escritores que se quedaron en España y, además, eran considerados paladines de una de una causa justa aunque derrotada. Junto a tales ventajas cuenta la dificultad evidente que supone la separación geográfica entre el escritor exiliado y sus naturales lectores, lo que trae consigo el problema del tiempo,  el conflicto entre el presente en una tierra que sólo se siente de manera conceptual y el pasado anclado en la memoria. Llevaban muy dentro de sí la patria forzosamente abandonada y las pruebas de ello son abundantísimas, como es el caso de Sánchez Barbudo y Sueños de grandeza, que no es una novela de guerra al uso porque en sus páginas encontramos demasiado lirismo e introspección, lo que unido al autobiografismo, completa un cuadro distinto del de una novela que propicia la propaganda partidista. La versión completa de esta novela cuenta con numerosas rectificaciones de las cuatro entregas aparecidas en Hora de España. Entre otras, un punto de vista más objetivo y mayor presencia e importancia del diálogo. En cualquier caso, y a pesar de que no se plantean tesis belicistas ni antibelicistas a modo de panfleto, sí se encuentran entre sus páginas profundas reflexiones propias de una persona que ha vivido este momento histórico. La novela comienza in media res a finales de septiembre de 1936 y transcurre en plena guerra civil, lo que marca la personalidad y el conflicto interno de Arturo Saavedra, alter ego del propio Sánchez Barbudo. A punto de comenzar la Segunda Guerra Mundial, el nuevo orden político enfrenta, irremisiblemente, concepciones opuestas ante la sociedad.

En mi opinión se trata más bien una novela de caballerías un tanto especial. Podría decirse que Arturo Saavedra aúna en su nombre lo mejor de la tradición caballeresca; por un lado, las leyendas del ciclo artúrico y, por otro, el segundo apellido del autor de la novela de caballerías más ilustre. No se trata de una casualidad. Arturo, como un caballero que vuelve de buscar el Santo Grial, atraviesa La Mancha para regresar a Madrid en el último capítulo de esta obra de estructura circular. Y regresa vencido. Encuentra una España destrozada, “loca”, perdida por sus sueños de grandeza. Los ideales que llevaron a los republicanos a la guerra eran ideales honestos, solidarios, sinceros. También lo eran los de nuestro ingenioso hidalgo, que “desfacía entuertos” y socorría doncellas con su mejor intención, no siempre suficiente para vencer en una batalla. Cervantes sabía cuál iba a ser el triste final su criatura de ficción de la misma manera que Sánchez Barbudo sabía cuál iba a ser el final de la República. Desde el exilio las cosas se ven de otro modo ya sólo queda revivir ese tiempo tan duro con la esperanza que se abre al final del texto, en el que el sentido de lo español pervive indestructible a pesar de las amenazas. La grandeza del pueblo español resplandece a través de sus ruinas. Acaba de terminar la Segunda Guerra Mundial y ha triunfado la justicia. En España no ha sido así, pero el país se ha levantado una vez y volverá a hacerlo porque quedan dentro de él las ilusiones, los ideales, los sueños de grandeza, que probablemente nos han llevado a la ruina y nos sacarán de ella. El vivo retrato de nuestra convulsa actualidad.