4 TRUCOS INFALIBLES PARA MANTENER LA ATENCIÓN DE TU PÚBLICO

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Como decíamos ayer, ni escribir ni comunicar es fácil. En otros artículos hemos tratado cuestiones como los tres elementos básicos de la escritura, la espinosa cuestión de la coherencia y las siete torpezas que debemos evitar. Hoy le toca el turno a otro asunto no menos complejo como mantener la atención del auditorio o la de nuestros lectores. Veamos los cuatro consejos en los que nos centramos hoy:

  1. Llamar al pan, pan y al vino vino o al gato, gato. Es decir, ser claros. No tiene sentido que demos vueltas y más vueltas, hagamos perífrasis y llenemos de subordinadas nuestro discurso. Ya lo habíamos mencionado pero es básico. Es complejo prestar atención cuando el conferenciante, jefe o quien sea no deja de hacer circunloquios. Para mí es-como-hablar-con-guiones. Los españoles somos muy dados a hilar «porques», «aunques» y «puesto ques» ad eternum. Tu público te agradecerá si sabes ir al grano y llamar a las cosas por su nombre.
  2. Utilizar una anécdota o ejemplo. Para ilustrar las ideas que vamos a decir es recomendable aportar ejemplos para una mejor comprensión. Si utilizamos también alguna anécdota personal conseguiremos captar más atención por esa tendencia al cotilleo tan propia del ser humano y que, según algunos científicos, ha permitido nuestra evolución. Tampoco es necesario mentir. Si nuestra vida es muy sosa mejor usamos este recurso con moderación y, sobre todo, si te exprimiste el cerebro y la anécdota te ha funcionado no la repitas en todas tus charlas. Ya sabes que las redes son muy chivatas y lo que podía ser una buena opción se convierte en tu peor enemigo. No hay nada peor que repetirse.
  3. Sentido del humor. Esto va unido a lo anterior. Esa anécdota de la que hablábamos puede tener gracia o no pero, si no la tiene, serás tú el hazmerreír, un des-graciado, en otras palabras. Puede que no sepas contar anécdotas pero que el tono de tu intervención sea jocoso. Como sabes, no hay nada peor que «intentar» ser gracioso, así que si ese es tu caso, mi recomendación es ser breve y conciso o verás como crece el número de toses mientras el público sale por la puerta.
  4. Haz una pregunta bien hecha. Muchas veces creemos que buscamos respuestas, pero el ser humano es un poco más triste y no necesita una respuesta a una cuestión que aún no se ha formulado. Por este motivo, realizar una pregunta clave a mitad de exposición es efectivo. Podrás mostrar tu expertise al conocer qué tipos de dudas puede tener tu público y llevarlos así a tu terreno. En la conclusión aportarás soluciones posibles para no dejarlos sumidos en la desesperación. Eso sí, cuanto mayor es tu dominio del tema puede que te resulte más complejo ver dudas básicas.Te recuerdo que hablas o escribes para todo el mundo y será necesario adaptar tus palabras al contexto y al público como ya hemos dicho alguna vez.

Con estos trucos espero haberte dado unas claves que puedas utilizar en tu próxima charla, conferencia, ponencia o artículo. Hoy recomiendo una novela breve y divertidísima de Alan Bennet, Con lo puesto. Si pinchas en el enlace puedes ver mi crítica literaria al respecto.

Soy redactora, narradora y correctora de estilo entre otras cosas. Cuéntame cómo te fue en bertadelgadomelgosa@gmail.com y si quieres leer mis artículos de crítica literaria puedes acceder a mi blog, Monólogo interior, donde semanalmente encontrarás nuevas lecturas para ampliar tus horizontes, para jugar al Trivial o para mejorar tus textos. También puedes apuntarte a mi taller online de crítica literaria en Culturamas.

Te espero. Nos leemos pronto. Puedes encontrar este artículo en LinkedIn

bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

 

 

 

NO LEAS MI BLOG, POR FAVOR (ELOGIO DE LA RETÓRICA)

No leas. Cierra los ojos. Piensa en una playa desierta, en el vaivén de las olas, en los pequeños copos de nieve que caen sobre la palma de tu mano y no sigas leyendo. No soy una gran escritora y es probable que no pueda enseñarte nada. Seguro que tienes mejores cosas que hacer, pero si quieres continuar leyendo podré decirte que existen demasiados blogs que explican cómo escribir y dan recetas casi mágicas como las insufribles listas, los títulos chocantes o con números del tipo 357 motivos para viajar al Caribe. Algunos de estos trucos los utilizo e incluso recomiendo porque como redactora y correctora comprendo que lo que un escritor busca son lectores, pero no debería ser a cualquier precio. Porque si sólo escribes para tener lectores puede que los tengas y puede que los dejes de tener al poco si no has conseguido crear contenido de calidad. No todo el  mundo tiene algo que contar, esto es una falacia, pero sí es cierto que casi todos sentimos la necesidad de contar algo, que no es lo mismo. Si éste es tu caso y has decidido escribir un blog puede que decidas hacer uno de los, cada vez más numerosos, cursillos a tal efecto creados por personas que es probable que no sepan nada de Retórica ni de Demóstenes, el gran orador (véase foto) que era tartamudo y se metía piedrecitas en la boca para evitarlo, cosa que más de uno debería hacer.

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La Retórica es la disciplina que implica distintos campos del conocimiento y se ocupa del estudio de la utilización del lenguaje, muchas veces con un fin persuasivo, pero no de manera exclusiva. En vez de leer blogs de otros sería conveniente que fueras a las fuentes para que no confundas persuasión con manipulación, nada más lejos. Veamos. «No leas». La primera frase de esta entrada. Si tú le dices a alguien que no haga algo, es probable que lo haga. En cierto modo es una manipulación, pero eres libre de tomar otra decisión. Manipular sería que consiguiera que hicieras algo que no quieres. La Retórica explica esto y muchísimo más, aunque como decía una de mis profesoras en la universidad, los alumnos pretendían que los profesores se leyeran lo que los propios alumnos no querían leer. Esto es un hecho. Pero como hay demasiados blogs que no sirven para nada y, por ahora, tenemos la oportunidad de escoger no quiero aburrirte con una maraña de tristes consejos para escribir deprisa y corriendo para que alguien lo engulla y comparta. Te recomiendo que escojas, pienses y leas por tí mismo y crees verdadero contenido o escojas si lo es o no. Escribir por el placer de hacerlo y, como decía Onetti, conocer la diferencia entre «querer escribir» y «querer ser escritor».

 http://www.cervantesvirtual.com/bib/portal/retorica/include/p_estudioslistado.jsp