Las personas que padecen de estrés postraumático (PTSD por sus siglas en inglés) han sobrevivido a desastres naturales, son supervivientes del Holocausto, de Hiroshima y Nagasaki, de violaciones, de incesto, de campos de prisioneros o de campos de refugiados, de abusos psicológicos, físicos y/o sexuales, de accidentes o desastres naturales. Los miembros de un grupo destinatario o de riesgo (targeted group) son más propensos a sufrir un trauma debido a su situación de inferioridad con respecto al grupo dominante por imposiciones y prejuicios tales como la raza, la clase, el género o la afiliación religiosa.[i]
Ahora ya sabemos en qué consiste el trauma. Sabemos cómo lo denominamos pero la definición es más compleja: es eso que no queremos nombrar y quienes lo han padecido no saben cómo explicarlo. Como decíamos, estos son hechos extraordinarios no porque ocurran raras veces, sino porque arrollan los sistemas que proporcionan a las personas un sentido de control, de conexión y de significado.[ii] Cada situación traumática inspira en la víctima terror e impotencia y si el perpetrador no consigue escapar de la denuncia, ataca la credibilidad de la víctima o intenta que nadie escuche.[iii] Es por ello urgente dar testimonio sobre la verdad de su experiencia. La literatura de trauma une obras cuyo autor ha sufrido una circunstancia traumática. Estudié este tipo de literatura en las novelas chicanas sobre Vietnam en las que los autores/soldados intentaban recomponer los fragmentos de sus vivencias en Vietnam en una novela para reconstruir el yo[iv], que les uniera a otras personas en sus mismas circunstancias. También para que se escuchara su discurso. Precisamente, restaurar la conexión entre los supervivientes y su comunidad es el tercer paso para su recuperación. El primero es establecer seguridad y el segundo reconstruir la historia del trauma.[v] Si seguimos este esquema, nos damos cuenta de que los soldados, tras conocer la verdad de la guerra y posicionarse en contra, se enfrentan a un conflicto traumático. La vinculación afectiva entre los soldados, la fraternidad o brotherhood es el método principal para crear una comunidad en un mundo hostil y establecer seguridad.[vi] El segundo avance es contar lo sucedido. En este caso se trata de escribir una novela que llegue a un gran número de personas y, en tercer lugar, devolver los vínculos entre el superviviente y su comunidad. Todos los autores forman parte de la comunidad chicana y con sus novelas denuncian lo sucedido. El objeto de nuestro estudio era proporcionar las claves que unían todo el corpus desde dicha óptica[vii].
Intenté un nuevo estudio sobre novela de trauma con Jorge Semprún, escritor, intelectual, político y guionista cinematográfico español y ex ministro de Cultura (1988-1991) cuya obra fue escrita, en su mayor parte, en francés. Fue superviviente del campo de exterminio de Buchenwald, pero no encontré los vínculos necesarios, al menos en su autobiografía La escritura o la vida. En cualquier caso, para acercarse a este tipo de literatura necesitamos de disciplinas como la psicología, la psiquiatría, la sociología, la antropología y de mucha empatía y fuerza para ser capaces de comprender, asimilar y ayudar a dar voz a las víctimas.
©Berta Delgado Melgosa
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[i] Cf. Kalí Tal. Worlds of Hurt. Reading the Literatures of Trauma. Cambridge: Cambridge University Press, 1996: 9.
[ii] Cf. Judith L. Herman. Trauma and Recovery. New York: Basic Books, 1997:33.
[iii] Cf. Judith L. Herman. Trauma and Recovery. cit. 9.
[iv] Cf. Kalí Tal. Worlds of Hurt. cit: 138.
[v] Cf. Judith L. Herman. Trauma and Recovery. cit: 3.
[vi] Cf. Kalí Tal, Worlds of Hurt. cit: 141.
[vii] Cf. Berta Delgado Melgosa, Neither Eagle Nor Serpent: el tema de la guerra de Vietnam en la novela chicana, Instituto de Estudios Norteamericanos Benjamin Franklin, Alcalá de Henares, Madrid, 2012.
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