No leas. Cierra los ojos. Piensa en una playa desierta, en el vaivén de las olas, en los pequeños copos de nieve que caen sobre la palma de tu mano y no sigas leyendo. No soy una gran escritora y es probable que no pueda enseñarte nada. Seguro que tienes mejores cosas que hacer, pero si quieres continuar leyendo podré decirte que existen demasiados blogs que explican cómo escribir y dan recetas casi mágicas como las insufribles listas, los títulos chocantes o con números del tipo 357 motivos para viajar al Caribe. Algunos de estos trucos los utilizo e incluso recomiendo porque como redactora y correctora comprendo que lo que un escritor busca son lectores, pero no debería ser a cualquier precio. Porque si sólo escribes para tener lectores puede que los tengas y puede que los dejes de tener al poco si no has conseguido crear contenido de calidad. No todo el mundo tiene algo que contar, esto es una falacia, pero sí es cierto que casi todos sentimos la necesidad de contar algo, que no es lo mismo. Si éste es tu caso y has decidido escribir un blog puede que decidas hacer uno de los, cada vez más numerosos, cursillos a tal efecto creados por personas que es probable que no sepan nada de Retórica ni de Demóstenes, el gran orador (véase foto) que era tartamudo y se metía piedrecitas en la boca para evitarlo, cosa que más de uno debería hacer.
La Retórica es la disciplina que implica distintos campos del conocimiento y se ocupa del estudio de la utilización del lenguaje, muchas veces con un fin persuasivo, pero no de manera exclusiva. En vez de leer blogs de otros sería conveniente que fueras a las fuentes para que no confundas persuasión con manipulación, nada más lejos. Veamos. «No leas». La primera frase de esta entrada. Si tú le dices a alguien que no haga algo, es probable que lo haga. En cierto modo es una manipulación, pero eres libre de tomar otra decisión. Manipular sería que consiguiera que hicieras algo que no quieres. La Retórica explica esto y muchísimo más, aunque como decía una de mis profesoras en la universidad, los alumnos pretendían que los profesores se leyeran lo que los propios alumnos no querían leer. Esto es un hecho. Pero como hay demasiados blogs que no sirven para nada y, por ahora, tenemos la oportunidad de escoger no quiero aburrirte con una maraña de tristes consejos para escribir deprisa y corriendo para que alguien lo engulla y comparta. Te recomiendo que escojas, pienses y leas por tí mismo y crees verdadero contenido o escojas si lo es o no. Escribir por el placer de hacerlo y, como decía Onetti, conocer la diferencia entre «querer escribir» y «querer ser escritor».
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