BERTA DELGADO MELGOSA: «MATAPERROS»

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© Foto masLucena

Gracias ❤ El día 5 hará tres años que publiqué Los que sobreviven nunca son los mismos. Por eso quería haceros un pequeño regalo, uno de los relatos de aquel libro, «Mataperros«. En España solemos decir «maté un perro y me llamaron mataperros», eso quiere decir que haces algo una sola vez y te ponen la etiqueta de lo que hiciste. Ya he escrito varios libros pero podéis ponerme las etiquetas que queráis. Espero vuestras críticas corrosivas, destructivas y de las otras 🙂 Y gracias otra vez por estar ahí. En breve tendréis noticias de mi primera novela. ❤

MATAPERROS

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© Foto Berta Delgado Melgosa

Manuel Torralba cierra sus libros, guarda sus apuntes y sale del aula apresurado y cabizbajo. Cada día odia más dar clase y su horario de trabajo se le hace interminable por lo que mira al reloj de continuo. Es capaz de hablar y ver, a un tiempo, cómo transcurre cada penoso minuto dividido a su vez en centésimas y milésimas de segundo, momentos que, con los años, se han convertido en angustiosos. Repite una y otra vez las mismas afirmaciones y cuenta las mismas anécdotas que han terminado desgastadas en un vano intento de que esos pencos (que no terminan de crecer y que cada año le tratan peor) salgan de su ignorancia por un rato, pero ya lo da por imposible. Para todos ellos, que viven al margen de lo que él considera importante, siempre inmersos en estupideces y trivialidades la vida les resulta una aventura hedonista. Pero Manuel no concibe la vida como placentera, simplemente no ha pensado en disfrutar. El placer no tiene que ver con su trabajo, desde luego. Tampoco muestra un interés desmedido por nada, lo que se refleja en las arrugas de su frente y la pequeñez de sus ojos fríos y de mirada adusta. Quizá sus plantas le arrebaten pequeños momentos de entusiasmo. Cuando las ve crecer, las poda o realiza los injertos se da cuenta de lo lejos que se encuentra de sus primeros años en el instituto y se lamenta de no haber vivido la vida que siempre quiso y que ha quedado con un vago sueño que se funde, nada más despertar, en la rutina más fastidiosa.

Manuel sale del instituto, como cada día, tieso como un palo. Sus alumnos lo imitan y se ríen de él abiertamente. Aunque en el fondo sienten lástima, no tratan de disimular que no sienten hacia él ningún respeto.

Esa tarde Manuel se dirige a su casa y preparará la maleta pues irá a ver a una vieja amiga a Madrid. Ni le apetece ni todo lo contrario, pero hace tanto tiempo que no la ve y que no hace nada interesante… Vencer la indomable pereza y coger un tren le hará bien. Al ver pasar los árboles, las tierras de labranza de colores ocres y marrones se queda dormido pensando en los domingos en su pueblo natal, en el corral, con el señor Leonardo, que ayudaba a su padre con la faena. Entonces pasaba mucho tiempo solo, subido a los manzanos lleno de arañazos y rozaduras, sentado en el pozo y recogiendo moras. Aquellos años fueron una bonita época. Hace tiempo que no ve a sus padres. Años atrás entraron en una residencia y le parece más cómodo llamar por teléfono. Disgustado por un breve sentimiento de culpa se levanta al oír que llega a su destino. María es una vieja amiga de los años en que estudiaba la oposición. Tuvieron algo que pudo llegar a algo más. Sin embargo, ninguno pareció mostrar la pasión que se presupone en una historia de amor. Quizá fuera eso. Que no era amor.

Manuel se dirige a recoger su bolsa de viaje cercado por estos pensamientos pero no la encuentra. Revuelve los equipajes pero casi todo son maletas. Está seguro de haberla puesto ahí. Casi en un arrebato deja de dudar y se baja del tren, eso sí, con la primera bolsa de viaje que puede. Se dirige a grandes zancadas hacia el recinto de la estación con el corazón latiéndole como nunca en su vida. Baja las escaleras de dos en dos y coge un taxi hacia su hotel. El taxista tiene que preguntarle un par de veces la dirección. Lleva consigo la bolsa, no ha querido dejarla en el maletero. En unos minutos que le parecen horas llega al hotel desde el que se ve el río y sus tranquilas veredas. Se registra lo más rápido que puede y sube a su habitación donde se sienta en la cama sin soltar la bolsa que tiene sobre sus rodillas. No se atreve a abrirla. Un rato más tarde consigue el valor necesario y recorre despacio la cremallera. La dueña es una mujer entrada en carnes, por lo que parece. Blusas grandes y faldas enormes que deja perfectamente dobladas encima de la cama, además de zapatos y una pequeña bolsa de aseo. Cremas y potingues de todo tipo aparecen colocados en un orden perfecto para ocupar el menor espacio posible. Todavía no siente la vergüenza golpear gravemente su conciencia. Ha entrado en un mundo desconocido del que aún tiene mucho que descubrir. Termina de sacar toda la ropa y por último aparecen las medias y un cuadernillo de espiral que había quedado al fondo. Lo deja todo encima de la cama y comienza a hurgarse en la bragueta. Manuel termina tumbado encima de la cama entre las blusas de seda, las faldas de lino y las chaquetas de algodón. Aprecia el tacto de las prendas, huele la ropa interior y siente un profundo placer, en especial, cuando se prueba las medias.

© Berta Delgado Melgosa, Los que sobreviven nunca son los mismos

QUIM MONZÓ: OCHENTA Y SEIS CUENTOS

Para Quim Monzó la vida es digna de ser sacada de quicio. Algo así como sacar punta a todos y cada uno de los detalles que nos pasan desapercibidos a la vez que mete el dedo en la llaga. Monzó es uno de los mejores escritores españoles, suele escribir en catalán, se le ha traducido a distintos idiomas y ha ganado numerosos premios.

Ochenta y seis cuentos es una obra que trata infinitos temas y donde encontramos una aproximación a las relaciones humanas desde el absurdo. Se le ha comparado con Kafka, Borges y Rabelais, con quien más veo relación, por sus exageraciones. Uno tiene la sensación de que la temática que aborda es intrascendente, pero necesitamos poner de nuestra parte para conocer la lógica del absurdo y la hipocresía manifiesta de las relaciones, que alcanzan la grandeza en la mayoría de sus finales inciertos y sorprendentes.

Sus cuentos suelen ser breves, pero Ochenta y seis cuentos es una obra extensa, que hay que leer con tiempo para degustar que tras las generalizaciones ridículas de personajes que se parecen demasiado a nosotros, están los mensajes subyacentes y la crítica corrosiva a la sociedad expresadas con un humor particularmente negro. La falsa simplicidad de su prosa nos perjudica a la hora de buscar el sentido de los relatos, a los que nos enfrentamos como quien mira un cuadro abstracto aunque, conociendo a Monzó, sería más acertado decir «como si fuera un póster porno». Te acercas al texto, te alejas, te ríes y, algunas veces, te quedas incómodo al verte inmerso en el aspecto surreal de la vida cotidiana.

Os dejo aquí la crítica que hice de El porqué de las cosas, pero si me permitís, os recomiendo Mil cretinos (2012). La diferencia con Ochenta y seis cuentos (1999) es sutil pero importante, no sólo en extensión, sino porque lo escribió tras la enfermedad degenerativa de sus padres y sentí que sus palabras habían ganado humanidad.

Sin duda, Monzó está entre mis escritores imprescindibles y uno de los que más me ha influido, sobre todo en Ostranenie. Sé que, a pesar de que podemos hablar de una resurrección de los relatos debido al empujoncito del Nobel a Alice Munro (que me sigue sin gustar), es un género al que no se ha dado la debida importancia. Quim Monzó es un excelente autor para iniciarse en los cuentos a la vez que nos reímos a carcajadas. Contadme qué os parece.

bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

P.D. Aún puedes apuntarte a mi taller online de crítica literaria en Culturamas.

JAMES JOYCE: DUBLINESES

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Hoy quería hablaros de uno de los libros que más me ha influido a la hora de querer escribir y cómo hacerlo: Dublineses de James Joyce. A estas alturas parece ridículo añadir algo a todo lo que ya se ha dicho de la obra de este autor, en concreto, de su forma de revolucionar la narrativa en un marco de grandes escritores que junto con él formaron las vanguardias y renovaron la maravillosa prosa de principios del XX. Pero lejos de esas nuevas formas y técnicas se sitúan estos 15 relatos, costumbristas, porque reflejan la sociedad irlandesa de la época, como el propio Joyce diría,  eran la muestra perfecta de la parálisis, en todos los sentidos, provocada por el Imperio británico y la iglesia católica.

No obstante, si queréis una crítica del libro podéis ir a la ingente bibliografía sobre Joyce y diseccionar cada cuento. Yo hoy sólo quería deciros por qué considero esta obra junto con Retrato del artista adolescente dos libros que, como os decía, han influido poderosamente en que yo me decidiera a escribir. Hace tiempo que no releo Dublineses, pero lo que recuerdo vivamente es la contención. Como narradora es uno de los aspectos que más valoro, porque es detestable cuando un escritor se explica. Y no me estoy refiriendo a esa famosa dicotomía entre telling- showing, es decir, la diferencia entre contar y mostrar que todos los escritores tenemos que aprender, por ejemplo, decir que alguien es cojo o mostrar como le observan los demás cuando camina. Pero esto es muy pobre. La contención va más allá al decir sin tener que expresar todo, que el lector haga suyo el personaje, que se centre en la humanidad que desprende, que con muy poco haga maravillas. Eso es lo que consigue Joyce, con un dominio del lenguaje muy por encima del de otros grandes escritores. En cada uno de los cuentos se asoma a la ventana de distintas personas que habitaban ese Dublín en decadencia y te muestra un pedazo de sus vidas. No necesita nada más que un vistazo para que conozcamos las miserias más profundas del ser humano, porque estos cuentos son pinceladas de maestro. En contra de lo que he leído en una crítica desafortunada, en mi opinión, sobre que estos cuentos no son capaces de llegar al lector actual, no hay nada más falso. Eso es tan ridículo como decir que Guerra y paz de Tolstoi ya no puede enseñarnos nada de la guerra ahora que se lucha con drones. Esto no es un best-seller, aquí no existe unanimidad porque una editorial quiera vender más. La gran literatura nunca pasa de moda porque habla del ser humano. De los universales temáticos, como ya os he indicado alguna vez como el amor, la muerte o la guerra, como también están otras pasiones y otros temas como la humillación o la indignidad.

Cuando escribí Los que sobreviven nunca son los mismos intenté expresar la complejidad de la vida que nos toca en un sólo momento y que nos transforma para siempre. Independientemente de la época en la que se haya escrito una obra, debe expresar  algo íntimo del ser humano y como lectores, como buenos lectores, aplicar eso que leemos a nuestra vida. O al revés si queréis, tenemos que vernos reflejados en cada personaje. Ese era mi objetivo y lo es en cada texto que escribo. Veréis, la mejor manera de enseñar a escribir es enseñar a leer. Si nos quedamos en la superficie de las cosas jamás llegaremos a ninguna parte y nos perderemos lo que de verdad importa. Qué más da si hablamos de la Irlanda de principios del XX, de un pueblo perdido de Canadá o de un palacio ruso. Las modas cambian, también al escribir, pero con gran pesar os digo que el ser humano no. La miseria moral, la falta de rebeldía, la inconstancia todo está ahí. Atrevámonos a aprender a leer con sensibilidad para sacar todo el jugo a lo que leemos. Yo, os confieso, no soy una lectora voraz, de esas que dicen leer todo lo que cae en sus manos. Soy selectiva porque no lo puedo leer todo. Y cuando lees algo pobre, independientemente de si lo ha escrito un buen autor o no, pero es pobre, se te pega a la piel. Así que mudemos la piel y leamos a los grandes como Joyce con las tripas.

bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

PD. Os recuerdo que aún estáis a tiempo de apuntaros a mi taller de crítica literaria online para Culturamas.

PD 2. También estáis a tiempo de comprar OSTRANENIE, mi último libro de relatos y fotografías junto a masLucena.

 

LÁSZLO KRASZNAHORKAI: HA LLEGADO ISAÍAS

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Ha llegado Isaías es un gran relato. El apellido del autor es casi tan largo como las palabras que lo componen (50 páginas) y cuando lo leáis, sabréis por qué me gusta, pero os lo explico. Me hubiera gustado escribirlo a mí. De hecho, es muy probable que lo haga. Porque igual no sabéis que este autor húngaro, también traductor, es de los que no hay que perder de vista, de esos de sajazos, de absoluto dominio de la lengua. Esto lo podría decir de muchos otros, puede que lo haya hecho, pero no con todos vuelvo a leer, a estudiar la estructura sintáctica de sus frases, no con todos vuelvo a rebuscar su olor entre las sábanas. No todos los amantes son iguales, ya deberíais saberlo porque, a estas alturas, qué difícil resulta sorprender.

László Krasznahorkai (1954) consiguió gran reconocimiento en 1985 año en el que publicó Satantango que luego adaptó al cine junto al director Bela Tarr. Ganó, en 1993, el premio Bestenliste en Alemania con su obra La melancolía de la resistencia y otros tantos reconocimientos como el premio Kossuth, el más importante de Hungría.

Lamento no poder deciros nada sobre  el tema, salvo quién era Isaías. Isaías era un profeta cuando Babilonia estaba a punto de caer. Yahweh tenía un plan. (Siempre lo he sabido). El creador del universo designa a Ciro el Grande como mesías y constructor del templo. Esa es su promesa al pueblo de Sion e Israel debe mantener el pacto. En realidad no sé hasta qué punto esto tiene algo que ver con la trama, igual Isaías era un pobre diablo o el vecino del cuarto, en cualquier caso y, aunque los escritores pueden ser algo extravagantes con sus títulos, muchos lo son, nunca dejarían esos títulos en manos del azar, así que vete a saber el porqué del título. En Ha llegado Isaías, Krasznahorkai habla de una de mis grandes obsesiones temáticas, como me gustaría poder (d)escribirla. Si lo descubrís, no lo digáis. Es un secreto.

Pd. podéis escribirme sin destripar el texto a los demás. Encontraréis esta obra en la editorial Acantilado que el autor quiere que se lea junto a Guerra y guerra, en la misma editorial. bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

 

EXPOSICIÓN Y PRESENTACIÓN OSTRANENIE

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¿Aburridos de oír siempre lo mismo? ¿Hartos de la campaña electoral? masLucena y yo tenemos la solución. Si estáis en Bilbao el próximo viernes 11, hacia las 20:00 os proponemos una experiencia sensual (sensual = relativo a los sentidos) no confundir. OSTRANENIE. Cuevas de Arenaza s/n, paralela a Blas de Otero, Deusto, salida metro Iruña.

Os prometo contaros todo sobre el libro del que me siento más orgullosa dentro de muy poquito. Dejadme un email si queréis disfrutarlo. Gracias por estar ahí ❤

ostraneniesite.wordpress.com

bertadelgadomelgosa@gmail.com

MASLUCENA & BERTA DELGADO MELGOSA: OSTRANENIE

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Yo siempre digo que soy narradora o que escribo porque me parece que el que dice que es escritor debería ser como un bombero, es decir, dedicarse a ello por completo, pero eso sólo está al alcance de unos pocos. Y hasta hace poco escribir también. Ahora  todo el mundo escribe y publica gracias a las nuevas tecnologías y redes sociales. Pero claro, del mismo modo que no todo el que se hace un selfie con un palito es fotógrafo, cualquiera que autopublique un libro no es escritor. Así que volvemos a empezar, soy narradora y cuento historias. Aspiro a que los que me conocen dejen de intentar buscarme entre mis palabras puesto que estoy en cada letra, detrás de todos los personajes, mirando lo que vosotros hacéis y tomando notas. Vuestras opiniones, vuestras miradas están en mis cuentos. Tened cuidado. Y dicho esto. La mayor evolución que he conseguido en mi escritura ha venido de la mano de la fotografía. Las cosas que están ahí pero no ves, en las que no reparas son las que captaron mi atención gracias a personas que abrieron mis ojos y a través de los suyos he conseguido adaptar mi prosa. O al menos eso espero. He depurado la técnica sin perder lo que une mis libros hasta el momento: las cosas no son lo que parecen y qué mejor manera de decirlo que juntar palabras e imágenes.

OSTRANENIE significa «desautomatización» un concepto teórico literario obsoleto creado por el formalista ruso Viktor Sklovskij en 1917 en su ensayo «El arte como artificio». Para distinguir lo que diferencia el lenguaje cotidiano del literario debemos «desautomatizar» nuestras palabras y zambullirnos en ellas para llegar a lo sublime. Los formalistas se basaban en la forma contrapuesta al contenido, es decir, las figuras retóricas y estilísticas. Pero está muy trillado. ¿Qué pasa con el lenguaje cotidiano? Esa era nuestra pregunta a la que hemos intentado contestar. Os iremos contando nuestras conclusiones, pero vayamos poco a poco. Os dejamos con el booktrailer oficial (intuimos que habrá otros que no lo sean) creado por Iban Gaztanbide.

¿Qué decís? bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤


 

RAYMOND CARVER: TRES ROSAS AMARILLAS

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Hoy os dejo el enlace de la última crítica que he escrito para la revista Culturamas sobre Raymond Carver.Tres rosas amarillas es su obra maestra y espero que lo disfrutéis tanto como yo. Aquí podéis ver otros de mis artículos para la revista. Aprovecho para decir un discreto hasta luego, pues me voy unos días de vacaciones. Pero amenazo con volver con más ínfulas.

Comentarios, sugerencias, quejas, peticiones bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

 

HEINRICH BÖLL: LOS SILENCIOS DEL DR. MURKE

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Heinrich Böll (Colonia 1917-1985) es mi autor favorito. Hay otros, por supuesto, ahora me vienen a la cabeza unos cuantos: Raymond Carver y  Anton Chéjov. (Todo el mundo dice estos nombres, muchas veces sin conocimiento). John Fante, Alistair Macleod y John Cheever. (Mis infinitas reverencias). Miguel Delibes, Jesús Ferrero, Alfredo Conde e Ignacio Vidal-Folch (increíbles…no suficientemente reconocidos). Yasunari Kawabata y James Joyce (tan personales). Hay más, habrá muchos más, pero esto es como los amantes, siempre hay alguien especial, más especial.

Böll consiguó el Premio Nobel de Literatura en 1972, en mi opinión, uno de los que se lo merecen. Por mí, como si no hubiera ganado ni un concurso de rimas en su pueblo, pero así puedo encontrar su obra completa.  Era católico, a veces un poco pesado con la religión, pero es que era de otra época, es que las guerras mundiales no daban tiempo a las personas para saber quién tenía el palito de selfie más largo. No había tiempo, las personas, no los personajes que creamos en las redes sociales, tenían hambre, frío y necesidades más evidentes que mirarse el ombligo. Ahora también, quizá, más, pero mentimos de otra manera. Ahora los jóvenes judíos se hacen fotos en los campos de concentración. Böll luchaba contra las contaminaciones ideológicas que dieran lugar a otra catástrofe como el régimen hitleriano. Böll tenía un deber moral con la sociedad. Retrata esa sociedad y lo más detestable de esa sociedad con una naturalidad que duele. Es dulce y, a la vez, despiadado. No es un charlatán, no es un predicador, es un mago al que no le gustan los trucos.

Os iré hablando de sus obras, como Opiniones de un payaso, El honor perdido de Katharina Blum, Billar a las nueve y media, Retrato de grupo con señora… es decir, todas. Es mi autor favorito, ¿os lo había dicho? Pero hoy quería hablaros de Los silencios del Dr. Murke, una de las obras qué más ha influido en mi nuevo proyecto junto a masLucena, que dentro de poco podréis degustar. Los silencios del Dr. Murke son relatos de corte absurdo, satírico y sarcástico. Analizan el pasado de Alemania, el milagro económico, la soledad, los usos y costumbres, que el fin no justifica los medios o la frontera de la cordura y el desequilibrio mental.

Cuando termino un libro de Böll siempre querría haberlo escrito. Como siempre os digo si queréis pasar el rato, si sólo queréis leer para pasar el rato, no léais ninguno de los autores que os he mencionado. A Böll menos que ningún otro.

 

 

 

¿CUÁNDO HACES UNA NOVELA?

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Como sabéis, me encanta la fotografía (en el link mis fotos en Flickr) y tras acabar Los que sobreviven nunca son los mismos, quería dar un golpe de timón. En realidad, con mi primer libro de ficción decidí acabar con  mi vida tal y como había sido y empezar algo nuevo. Tan nuevo como mis intereses, mis amigos y mi forma de ver las cosas. En el fondo era volver atrás, sólo para coger impulso, y recuperar lo que parecía enterrado por ahí. Una de esas personas que siempre ha estado cerca es el fotógrafo masLucena, cuyas imágenes me llegan al hueso (descubridlas en el link). Él fue quien diseñó Los que sobreviven nunca son los mismos, quedamos y nos hicimos más fotos. Algunos no nos reconoceréis para otros seremos sólo una imagen.

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Entonces, ¿cómo somos en realidad? ¿Y qué entendemos por realidad? Lo que muestran estas fotos de nosotros es tan falso como cierto. De eso va el libro que no es sólo mío, es de de masLucena y mío y, en breve, vuestro…un libro conceptual a cuatro manos y a otros tantos ojos. Un libro para observar, para percibir lo que no siempre somos capaces. No está pensado para que os impliquéis con los personajes. Esta vez veréis los toros desde la barrera. No, no es un libro para daros las claves de nada. No somos cutres culturetas. No nos gusta que nos digan lo que debemos hacer ni decírselo a nadie. El libro tendrá dos niveles de lectura igualmente respetables. Pensad lo que queráis, pero pensad. Es un libro sarcástico, con mucho humor negro y absurdo. Habrá exposición y podréis adquirir las fotos. Todavía falta un poco, pero podéis fumaros un cigarro o tomar un whiskey, mientras. ¿Estáis interesados? ¿Sí? Eso esperamos. Yo tengo un poco de miedo porque cada vez que digo que preparo un libro conceptual me preguntan: ¿cuándo haces una novela?

Dudas, consultas, sugerencias…bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤