JAVIER CERCAS: LA VELOCIDAD DE LA LUZ

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La velocidad de la luz es una novela correcta pero floja. Ni siquiera sé el porqué del título, pero igual no he prestado suficiente atención. No os voy a negar que mi único interés en su lectura se centraba en la relación que el protagonista mantiene con un veterano de Vietnam. Es posible que tenga tintes autobiográficos y eso la haga aún más tonta.

Para los que aún no me conocéis, me doctoré en Teoría de la literatura con una tesis sobre la guerra de Vietnam: Neither Eagle Nor Serpent: la guerra de Vietnam como tema literario en la novela chicana.   Así que he conocido varios veteranos de Vietnam, alguno con estrés postraumático, que es lo que sufre el personaje de Rodney Falk, algo que no se menciona explícitamente. Tengo, pues, una conciencia bastante clara del tema y lo que ha hecho el señor Cercas es leerse cuatro libros (esto es literal, los menciona en el epílogo) y ha extraído unas conclusiones, que son las de la mayoría de la gente, es decir, lo que le sale es el topicazo: veterano con problemas de readaptación a la vida civil, incomprensión de la sociedad, bombas en las cestas de cerveza que llevaban los niños o la matanza prototípica de My Khe, probablemente, My Lai. El problema no es que no esté documentado, ni siquiera que no lo esté correctamente, sino que no sale de ahí, ha creado un personaje que no deja de parecerlo, es decir, el personaje es un cliché. 

El protagonista y narrador es un catalán que va a dar clases de español a una ciudad del medio oeste estadounidense y conoce a este veterano, del que ya le dicen que es muy raro. Inician una relación de amistad que no queda suficientemente bien justificada por la importancia que se le da a lo largo de la novela. Es decir, el lector no sabe por qué es tan importante para el narrador, ni por qué muchos años después querrá contar su historia cuando ya habían perdido el contacto.

En mi opinión, Cercas se confía demasiado y cuenta más que muestra. En Teoría literaria se nos explica la diferencia entre contar lo que ocurre, por ejemplo, el protagonista es cojo o mostrar, lo que equivaldría a describir el sudor que recorre su frente cuando arrastra el pie por el empedrado, es la dicotomía telling / showing. El autor nos cuenta hechos conocidos por todos, puesto que Vietnam fue la primera guerra televisada, tenemos tantas imágenes en la cabeza, que parece que nos sobran las palabras, pero eso es precisamente lo que falta. Falta salirse de lo que nos han contado y meterse en la piel de esa persona. Es cierto que intimida saber que ese amigo con el te tomas unas cervezas ha matado, puede que torturado y/o violado a alguien, pero también es cierto que no sabemos que habríamos hecho nosotros en su lugar. Las pinceladas que da Cercas sobre el personaje del veterano son tan ridículas, tan de manual que no es que no sean creíbles, es que para decir sólo eso, lo que se ha dicho una y otra vez, es mejor no decir nada.

Os dejo aquí  y aquí dos entradas sobre literatura de trauma que hice hace un tiempo, que estudia las narraciones de quien ha vivido una  experiencia traumática. Cómo veréis, hay mucho que decir y que explicar en el caso de entender ese tipo de situaciones. Pero hay que hundirse en el fango, en el miedo, para entrar en la mente de un soldado, por ejemplo. No hace falta haber ido a una guerra para querer comprender. Sólo hace falta escuchar y está claro que si Cercas conoció un veterano de Vietnam no entendió lo que estoy segura que le dijo, aunque fuera sin palabras, porque es muy difícil escuchar lo que no se quiere oír. La intención de Cercas era buena, sin duda, el resultado flojo.

Contadme: bertadelgadomelgosa@gmail.com ❤

 

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BRUCE SPRINGSTEEN: «MY FATHER’S HOUSE»

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Tras «Out Among the Stars» de Johnny Cash y «Nobody Knows His Name» de John Hiatt vamos a hablar de otro de los grandes: Bruce Springsteen, que no es para mí un artista cualquiera. Me ha influido más que ninguna otra persona, quizá porque lo escuché desde mi adolescencia.

En primer lugar, por estudiar inglés para entender sus canciones y por el que terminé teniendo acento americano sin haber pisado Estados Unidos. Más tarde, sus letras y el revival patriotero que Reagan hizo de «Born in the USA» me llevaron a replantearme qué sucedió en Vietnam y estructuré mi tesis doctoral alrededor de ese conflicto, aunque estudié la novela chicana para ello.

Y, por último, y no menos importante, sus letras hablaban de lo que ahora sé que se llama working class, la clase trabajadora, los curritos que diríamos en España. Los perdedores en sentido calvinista, los millones de pobres que mal viven en la tierra de las oportunidades edificada sobre una masacre. Despertó mi sentido crítico y asentó lo que luego he buscado en tantos escritores que hablan de las personas invisibles.

Podría seguir horas hablando del Boss, pero hoy os quiero dejar una muestra, probablemente de su último gran LP. Lo que hace últimamente no me gusta mucho porque ya no ha vuelto a sacar un acústico como Nebraska, álbum al que pertenece «La casa de mi padre /My Father’s House». Es una canción lejos de la verborrea de sus primeros trabajos (mis favoritos) y de las melifluas canciones actuales. Para todos los que creais que su sonido es un exceso, volved los ojos a sus letras. Ésta no es ni su mejor canción ni mi favorita, pero cuenta la historia de un chico que va a buscar a su padre, a sí mismo, va en busca de perdón, de la expiación, con un gran lirismo. Dice sin decir lo que nos faltó contar a esa persona que queríamos a pesar de todo. Las relaciones familiares, el dolor de las ausencias, las separaciones, la ira y el dolor expresado en una casa como metáfora, el símbolo de nuestra propia decadencia.

My Father’s House

Bruce Springsteen. Nebraska

Last night i dreamed that i was a child
Out where the pines grow wild and tall
I was trying to make it home through the forest
Before the darkness falls

I heard the wind rustling through the trees
And ghostly voices rose from the fields
I ran with my heart pounding down that broken path
With the devil snappin’ at my heels

I broke through the trees, and there in the night
My father’s house stood shining hard and bright
The branches and brambles tore my clothes and scratched my arms
But i ran till i fell, shaking in his arms

I awoke and i imagined the hard things that pulled us apart
Will never again, sir, tear us from each other’s hearts
I got dressed, and to that house i did ride
From out on the road, i could see its windows shining in light

I walked up the steps and stood on the porch
A woman i didn’t recognize came and spoke to me through a chained door
I told her my story, and who i’d come for
She said «i’m sorry, son, but no one by that name lives here anymore»

My father’s house shines hard and bright
It stands like a beacon calling me in the night
Calling and calling, so cold and alone
Shining `cross this dark highway where our sins lie unatoned

La traducción es de Alberto Manzano, Robert Manheimer y Robert Long.

La casa de mi padre

Anoche soñé que yo era un niño
allí donde los pinos crecen libres y altos
antes de que cayera la oscuridad

Oía el viento susurrando entre los árboles y voces espectrales surgiendo de los campos
Corriendo por ese accidentado camino con el corazón golpeándome
 y el diablo mordiéndome los talones

Me abrí paso entre los árboles y allí en la noche
estaba la casa de mi padre estaba brillando con fuerza, las ramas y las zarzas desgarraban mi ropa y arañaban mis brazos
Pero corrí hasta que caí temblando en sus brazos

Me desperté pensando que las duras cosas que nos separaban
no volverían a desgarrar nunca más nuestros corazones
Me vestí y cogí el coche hacia esa casa desde la carretera vi las luces brillando en las ventanas

Subí la escalera y esperé en el portal una mujer a la que no reconocí salió y me habló a través de la puerta encadenada
le conté mi historia y por quién estaba allí
me dijo: «lo siento, hijo, pero nadie con ese nombre vive ya aquí»

La casa de mi padre brilla con fuerza  permanece como un faro llamándome en la noche    llamándome y llamándome, tan fría y solitaria brillando al otro lado de esta oscura autopista donde nuestros pecados yacen sin expirar.

 

JOHN HIATT: «NOBODY KNEW HIS NAME»

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Continuamos con la estela de canciones que, en mi opinión, deberían aparecer en compilaciones de grandes relatos. Tras Johnny Cash y «Out Among the Stars», hoy le toca el turno a John Hiatt. Qué grande es. He escogido mi canción favorita del ábum Terms of My Surrender: «Nobody Knew His Name», nadie sabía su nombre. Con el título en pasado ya os podéis imaginar que esto no acaba bien. Hiatt establece un diálogo y nos cuenta la historia a pedazos (lo que en narrativa se llama fragmentarismo) de un hombre anónimo, ya destrozado desde que fue a Vietnam, cuyas heridas no han terminado de cicatrizar y que acaba de perder a su amor. Se busca la vida, para lo que se nos dan pinceladas de trapicheos ¿peleas de perros?, borracheras de whiskey y la soledad de una carretera vacía. No faltan el Cadillac o el sheriff y, no obstante, me he visto incapaz de traducir el lirismo de una letra excepcional. Hiatt ha retratado en cuatro minutos lo que tantos escritorzuchos han intentado al hablar del sueño americano, de la esperanza rota y de las vidas de los que están al margen de la sociedad, a través de un veterano y de todos los clichés que nos han proporcionado otras tantas películas. Y, sin embargo, es tan honesto que abruma. Como si hubiera escrito la historia de alguien cercano. Tan cercano, como si hubiera descrito la vida de cualquiera de las personas rotas por esta crisis, salvando las distancias.

Os dejo mi traducción y más abajo la letra original.

Mi traducción:

Había un hombre en un Cadillac que solía pasarse por aquí

en busca de un tren largo y negro

dijo que su chica se había ido de la ciudad con un ingeniero
ataja la lluvia de medianoche, chicos
atraviesa la lluvia de medianoche

Todo el mundo dijo que había estado en Vietnam
cuando era muy joven
donde su colega se mató al encasquillarse el rifle
la pelea nunca acaba, chicos
la pelea nunca acaba

Estribillo:

Brilla roja la punta del cigarro
las ventanillas compiten con la lluvia
la noche es tan oscura que no se ve nada más
nadie sabía su nombre, chicos
nadie sabía su nombre

El sheriff le echaba de vez en cuando
pero él volvería
con una taza de café y sus viejos ojos de periódico
sentado junto a las vías del tren, chicos
llorando junto a las vías del tren

Intentaría no tirar las mesas
los caballos caminan a las afueras de Suffolk Downs
pero siempre había algo de whiskey en los establos
si sabías dónde buscar, chicos
si sabías dónde buscar

Estribillo

Pizza y cerveza en Waterfront Park
incapacitar perros para la clientela
algo diferente para cada uno, no importaba quién ganara
alguien le aconsejaría bien, chicos
alguien le aconsejaría bien

Le encontraron en su Cadillac
detrás del viejo almacén
estaba sentado como si fuera a ir a alguna parte
y no iba a volver, chicos

no iba a volver.

LYRICS:

There was a man in the Cadillac used to come around here
Looking for a long black train
Said his baby left town with the engineer
Cut across the midnight rain, boys
Straight across the midnight rain

Everybody said he’d been in Vietnam
When he was pretty young
That’s where his buddy got killed when his rifle jammed
Fightin’ ain’t never done, boys
Fightin’ ain’t never done

Chorus:
Red tip of a cigarette glowin’
Windows up against the rain
Night so dark there was nothin’ else showin’
Nobody knew his name, boys
Nobody knew his name

Sheriff run him off every once and awhile
But he would be right back
With a cup of coffee and old newspaper eyes
Sittin’ by the side of the tracks, boys
Cryin’ by the side of the tracks

He’d try to keep from turnin’ the tables
Hot walkin’ horses out at Suffolk Downs
But there was always some whiskey back at the stables
If you knew where to look around, boys
If you knew where to look around

Chorus

Slingin’ pizza and beer down at Waterfront Park
Handicappin’ dogs for the clientele
A different pick for each one, it didn’t matter who won
Somebody gonna tip him well, boys
Somebody gonna tip him well

They found him in his Cadillac car
Out behind the old farm store
He was sittin’ there like he was goin’ somewhere
And he wasn’t comin’ back no more, boys
He wasn’t comin’ back no more

LAS TRISTEMENTE FAMOSAS LECCIONES DE VIETNAM

top secret

Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam por hacer las cosas mal creyendo que hacían lo correcto, entre otras cosas. Entre la evidente falta de diplomacia, las mentiras por las que se declaró la guerra (no se atacó ningún destructor), el rollo macabeo de la teoría del dominó, por no mencionar involucrarse en una guerra postcolonial que ni les iba ni les venía, todo fueron decisiones desastrosas. Richard Nixon, que fuera presidente de Estados Unidos, ha pasado a la historia por el Watergate, Garganta profunda (que no es el título de una peli porno) y unas desafortunadas frases con las que pretendía convencer a los norteamericanos de que la guerra de Vietnam era necesaria y que podía ganarse, cosa difícil de creer si tenemos en cuenta que estuvieron desayunándose muertos y explosiones durante 10 años y varios presidentes, lo que les habituó a la violencia extrema. Y al resto del mundo también, porque casi sabemos más de esa guerra que de la nuestra, aunque lo que creemos saber sea una burda sarta de mentiras y manipulaciones que los Papeles del Pentágono (no) quisieron revelar, algo así como lo que está pasando ahora. De lo que hace la CIA, la NSA o vete a saber no me sorprende. Deberíamos recordar que internet lo crearon para uso militar, no sé por qué nos hacemos los sorprendidos, el que no tenga nada que ocultar no tiene por qué estar intranquilo ¿no? Pero yo estaba hablando de Nixon y que quería «ganar los corazones y las mentes» de los vietnamitas aunque también dijo que quería convertir Vietnam en un aparcamiento. Y casi lo consigue. Era sencillo, como no se sabía dónde estaba el enemigo había 3 tipos de tácticas.

  1. Utilizar a los soldados como señuelo.
  2. Bombardear sin tregua.
  3. El (ab)uso de defoliantes como el Napalm con terribles consecuencias para el ser humano y la naturaleza.

Desde las chapuzas que se cometieron en Vietnam intentaron manipular a todo el mundo más y mejor mediante el control de las diferentes redes de comunicación e información, elemento estratégico de la mayor importancia para asegurar la victoria tanto en los campos de batalla como en la opinión pública. Ahí queda el Operations Roadmap, el documento firmado por Donald Rumsfeld en 2003, donde se examinan las actividades del Ejército relacionadas con el control de la información. Y como se supone que uno debería aprender de sus errores Estados Unidos y otros países, entre ellos el nuestro, se obcecaron en hacernos creer que Irak tenía armas de destrucción masiva. Como véis, las lecciones de Vietnam que se han terminado haciendo muy famosas ciertamente han dado resultados, aunque no los esperados. Ahora ya no tenemos Rambos sino Mannings y Snowdens.

*

Ringnalda, Don. «Doing It Wrong Is Getting It Right. America’s Vietnam War Drama». Ed. Philip K. Jason. Fourteen Landing Zones. Approaches to Vietnam War Literature. University of Iowa Press, 1991. Print. pp. (67-87).

Delgado Melgosa, Berta. Neither Eagle Nor Serpent: la guerra de Vietnam como tema literario en la novela chicana. Instituto Benjamin Franklin de Estudios Norteamericanos, Universidad de Alcalá, Madrid 2012.

https://www.institutofranklin.net/sites/default/files/fckeditor/VietnamWeb_21-02-2012.pdf

https://www.institutofranklin.net/es/publicaciones/biblioteca-benjamin-franklin